Acalasia (esa dificultad para tragar inespecífica)





¿Qué es?

La acalasia es un desorden poco frecuente de los músculos lisos del esófago, que el tubo muscular que transporta los alimentos desde la boca hacia el estómago. Normalmente, los alimentos se mueven a través del esófago por contracciones coordinadas de este músculo liso, conocidas como ondas peristálticas.

Entre el esófago y el estómago se encuentra un músculo especial llamado esfínter esofágico (EEI). Este músculo rodea el esófago para mantenerlo cerrado y evitar que los alimentos y el ácido refluyan hacia el esófago desde el estómago. Al tragar, el esfínter de relaja y se abre para permitir que los alimentos entren en el estómago. Al mismo tiempo, los nervios coordinan las contracciones del esófago para que los alimentos se muevan cuando el esfínter se abre. En la acalasia, las células nerviosas de los dos tercios inferiores del esófago y el esfínter son anormales. Esto provoca ondas peristálticas no coordinadas o débiles y hace que el esfínter quede cerrado, lo cual dificulta el paso de los alimentos desde el esófago hacia el estómago.

No se conoce la causa de la acalasia. Los estudios muestran que los nervios que controlan las contracciones musculares del esófago se deterioraron. Algunas teorías afirman que se trata de una infección viral que provoca daño nervioso. Otra posibilidad es que el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye los nervios.

Además de la acalasia, existen otras condiciones que pueden hacer que el esófago funcione inadecuadamente, como el espasmo esofágico, la polimiositis o la dermatomiositis, el hipotiroidismo y la esclerodermia esofágica.

Síntomas

La mayoría de las personas con acalasia desarrollan síntomas entre los 25 y 60 años, pero la condición puede ocurrir en niños. No es hereditaria. Los síntomas

aparecen gradualmente y pueden pasar años hasta que avancen. Estos pueden incluir:

  • dificultad para tragar alimentos sólidos
  • regurgitación o vómito de alimentos no digeridos
  • dolor de pecho, molestia o sensación de saciedad debajo del esternón
  • tos, especialmente por las noches o al estar acostado
  • dificultad para tragar sólidos o líquidos (última etapa de la enfermedad)
  • pérdida de peso (última etapa de la enfermedad)

Diagnóstico

Se realizarán pruebas para diagnosticar la acalasia y buscar otras condiciones que podrían causar los síntomas. Estas incluyen:

  • Esofagograma: son radiografías con toma de bario. En la prueba se puede ver si el esófago está dilatado, y si el bario es capaz de pasar adecuadamente al estómago.El estudio es simple y sin dolor, aunque algunas personas experimentan la misma molestia que al tragar alimentos o líquidos.
  • Endoscopía: se realiza la endoscopía para comprobar que no tenga cáncer, u otras enfermedades infecciosas o inflamatorias relacionadas con la acalasia. Este un procedimiento ambulatorio, bajo sedación, en el cual el médico introduce un tubo flexible en el esófago y estómago, puede tomarle una biopsia para examinarla posteriormente. Durante la endoscopía, se puede realizar una dilatación neumática que es uno de los tratamientos para la acalasia.
  • Manometría: Se introduce un tubo delgado en el estómago a través de la nariz, y se registra la presión del esófago y el esfínter mientras bebe sorbos de agua. Es una prueba importante que ayuda al diagnóstico.

Duración

Por lo general, la acalasia empeora a menos que se trate. Luego de un tratamiento exitoso, es probable que los síntomas regresen 5 o 10 años después y sea necesario repetir los tratamientos.

Prevención

Debido a que no se conoce la causa de la acalasia, no hay manera de prevenirla.

Tratamiento

La elección del método de tratamiento dependerá de su estado general, la experiencia de su médico, su opción personal y sus tratamientos previos. Las opciones incluyen:

  • Dilatación neumática: es el mejor tratamiento no quirúrgico. Durante este procedimiento, el médico introduce en el estómago un endoscopio flexible, mientras usted permanece sedado, y luego infla un balón al nivel del esfínter esofágico, lo cual dilata las fibras musculares. Entre el 51 y el 93% de las personas mejoran sus síntomas. Es probable que se deba repetir el procedimiento o que sea necesario realizar otros tratamientos. El riesgo principal de la dilatación neumática es una ruptura en el esófago, que ocurre entre el 2 y el 3 % de los pacientes y requiere una cirugía de emergencia.
  • Cirugía (miotomía de Heller): el esfínter esofágico puede abrirse mediante una cirugía llamada miotomía. Hay técnicas quirúrgicas nuevas como la laparoscopía, que permite hospitalizaciones más cortas y con menos riesgos. En este procedimiento se introducen tubos en el abdomen a través de pequeñas incisiones. La mayoría de las personas tienen resultados excelentes. Se han observado beneficios hasta cinco años posteriores a la cirugía.
  • Toxina botulínica: se inyectan pequeñas cantidades de toxina botulínica en el esfínter esofágico para paralizarlo con lo cual se permite que los alimentos pasen fácilmente hacia el estómago. Sin embargo, el botulinum (Botox) es caro y sus efectos duran relativamente poco tiempo. El 32% de las personas que

reciben este tratamiento se sienten bien a los 12 meses en comparación con el 70% de aquellas que reciben una dilatación neumática.

  • Otros medicamentos: se pueden tomar medicamentos para disminuir la presión del esfínter esofágico. Estos incluyen la nifedipina (Adalat, Procardia) y los nitratos (la isosorbida o la nitroglicerina).

Cuándo llamar a un profesional

Debe llamar a su médico para que le realice un examen de urgencia si sufre dolor de pecho, especialmente si dura más de cinco o 10 minutos, o si usted no puede tragar líquidos. Si experimenta pérdida de peso inexplicable, tos o dolor por las noches, o dificultad para tragar alimentos sólidos, programe una cita con su médico para que lo evalúe.

Pronóstico

Si bien no se conoce una cura para la acalasia, hay varios tratamientos que pueden ofrecer mejoría de los síntomas durante varios años. Cuando es necesario repetir el tratamiento, éste puede ser tan exitoso como el tratamiento inicial.

Dra. Mónica Fernández de Fontenla

Hospital Las Grutas.

 

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