En la antesala de una nueva temporada de verano en Las Grutas, Juan Manuel Huebra, propietario del emprendimiento K’scaritas, comparte sus inquietudes y expectativas. La temporada alta es una de las más importantes para los comerciantes locales, quienes dependen en gran medida del turismo para generar ingresos. Sin embargo, los desafíos son variados, y el contexto económico del país y las decisiones municipales agregan presión a quienes buscan ofrecer sus productos en las playas.
“Siempre existe la expectativa por la temporada”, comentó Huebra en Signos FM. “Pero también están los temores sobre cómo está la economía, tanto a nivel nacional como local. Siempre apostamos a sacar adelante el trabajo y esperamos una buena temporada, aunque sabemos que probablemente no será lo que uno desea. Siempre surgen dificultades que empañan un poco el trabajo de los trabajadores ambulantes y de la gente que depende de este tipo de ventas”, señala, aludiendo a la necesidad de superar obstáculos para poder trabajar en condiciones óptimas.
Para Huebra y otros vendedores ambulantes, una de las principales preocupaciones radica en la falta de apoyo y coordinación con el municipio. “Cada año, el municipio implementa nuevos cambios en los impuestos y regulaciones, lo que complica aún más el trabajo. Aunque tratamos de mantener una buena relación con las autoridades, parece que desde su parte no hay un entendimiento real de lo que necesitamos para funcionar de manera efectiva”, expresa.
Uno de los puntos más polémicos para el sector ambulante ha sido la decisión de incluir nuevos rubros de productos que se pueden comercializar en las playas, sin consultar a los vendedores establecidos. “Este año, por ejemplo, autorizaron la venta de chipá en la playa, y aunque no tengo problemas con la competencia, considero que debería haber una consulta previa. La Asociación y otros vendedores de productos alimenticios estamos de acuerdo en que es necesario regular estas decisiones. No se trata de quitarle oportunidades a otros, sino de tomar decisiones consensuadas para evitar conflictos y asegurar que haya un control adecuado de los productos”, menciona.
Otro de los puntos que Huebra destaca es la falta de controles efectivos sobre los productos que se venden en la playa. “Es preocupante ver cómo, año tras año, se observa la venta de productos alimenticios sin un control adecuado de su calidad y seguridad. Hay vendedores sin autorización que ofrecen pizzas, empanadas y otros alimentos, pero los controles sobre estos productos no son suficientes. Mi temor es que, si no se mejora la regulación, en algún momento va a suceder un incidente de intoxicación que afecte a algún turista, y eso dañaría gravemente la reputación de Las Grutas como destino turístico”, alerta.
Según Huebra, los vendedores ambulantes habilitados cumplen con regulaciones y pagan una tarifa al municipio que en teoría debería ser destinada a mejorar los mecanismos de control, pero esto no se refleja en la realidad. “Nosotros aceptamos pagar una tarifa mayor con la intención de colaborar con el municipio y ayudar a cubrir los costos de control. Sin embargo, vemos que los controles siguen siendo insuficientes. No sabemos si es por falta de recursos o por decisiones políticas, pero año tras año terminamos con las mismas dificultades, y esto afecta tanto a nosotros como a los turistas que vienen a disfrutar de la playa”, enfatiza.
La situación económica de los vendedores ambulantes no es fácil, y las tarifas que deben pagar al municipio aumentan cada año. “Ahora estrían cobrando una tarifa de 450 mil pesos para obtener los permisos, lo cual es un costo muy alto. Originalmente, aceptamos un aumento en la tarifa para que el municipio pudiera mejorar los controles, pero después esto se convirtió en una carga fija, sin mejoras visibles en los servicios que recibimos”, explica Huebra.
Este aumento de costos impacta directamente en los ingresos de los vendedores, muchos de los cuales dependen exclusivamente de la temporada alta para sostener a sus familias durante el resto del año. La situación es especialmente desafiante en un contexto económico difícil, donde la inflación y los costos de vida continúan en aumento. “Nosotros tratamos de hacer un esfuerzo y aportar al municipio, pero parece que no hay un reconocimiento de nuestra situación. Esto no solo afecta a los vendedores, sino también a las familias que dependen de esta actividad”, lamenta.
Ante esta situación, Huebra hace un llamado a las autoridades para trabajar en conjunto y encontrar soluciones que beneficien tanto a los vendedores como al municipio y los turistas. “Creemos que es posible mejorar la regulación y los controles en la playa, pero para ello es necesario que el municipio nos escuche y tome en cuenta nuestras necesidades. No estamos en contra de que otros tengan la oportunidad de trabajar, pero es importante que se tomen decisiones en conjunto, de manera que todos podamos trabajar en un ambiente seguro y ordenado”, propone.