Apareció la más cruda interna del peronismo sanantoniense. El escenario, la interpelación al funcionario Luis Noale, un hombre del riñon de Javier Iud e incondicional a Luis Ojeda.
Quien solicitó la interpelación, Luis Esquivel, era el que ocupaba el lugar de Luis Noale anteriormente en la confianza del peronismo gobernante. Hoy, en la vereda de enfrente.
Es el presente del justicialismo, que se enfrenta con las armas institucionales, a la vista de todos. Lo que se intentó hacer no fue. Solo aconteció una puesta en escena de la triste comedia del enfrentamiento visceral del peronismo sanantoniense, con gradas cargadas de funcionarios, vecinalistas afines, afiliados, empleados municipales cuestionados por las horas extras y militantes exacerbados.
No es la primera vez que ocurre. Le sucedió a la ex concejal Elizabeth Rodríguez en el 2015, cuando en una sesión especial, por el tratamiento de la municipalización, recibió el escarnio público delante de todos, eran los mismos. Rodríguez antes, como Esquivel ahora, osaron separarse y enfrentarse a la verticalidad del Frente para la Victoria.
El peronismo no perdona. El poder menos. El enfrentamiento “desde hace mucho” entre Noale y Esquivel se sintetizó en ese diálogo dentro de la interpelación, donde hubo pases de facturas entre ambos y hacia afuera. Lamentable.
Era lógico que el peronismo gobernante “le iba a tirar con todo” a los concejales. El “acompañamiento” a Noale era para anunciar que estaban encolumnados y que no quieren más interpelaciones, más allá de que el llamado haya sido o no necesario, está dentro de las reglamentaciones, y el Concejo Deliberante tiene la potestad de hacerlo. Cada vez que suceda esto, harán lo mismo. Los ediles deberán ahora, pensarlo dos veces.
Quién salió perdiendo el pasado jueves fue el pueblo de los tres centros urbanos, ya lo único que quedó claro es el problema interno peronista y que desde el justaicialismo gobernante aún no aceptan que haya una oposición en el Concejo Deliberante, realmente “no pueden digerir» esta situación. Por otra parte la culpa siempre es del otro, nunca asumir propias, en este caso los culpables Provincia, el ARSA y el DPA, cuando las ordenanzas son claras.
Desde el Frente para la Victoria expresaron que hubo un triunfo de Noale y del gobierno. Una “victoria pírrica”, ahora que el municipio necesita con urgencia la ordenanza de incremento de tasas, la misma dormiría el sueño de los justos, si la introducen sobre tablas, no tienen la mayoría. Así va a pasar con varios de los proyectos. El FPV tendrá una oposición más férrea y más unida en la legislatura comunal.
Ahora, en este año político que se necesita de una concordancia, como reclamé desde esta columna hace una semana, se esfumó. Nadie la quiere.
No se la va hacer fácil a Luis Ojeda. Tendrá un año lleno de sobresaltos.
Carlos Aguilar @caa174