Cumplió ayer su último día laboral Marta Millahual en el municipio de San Antonio Oeste.
Martita o Martuchi, como todos la llaman con cariño, se jubiló luego de 25 años de desempeño.
El Concejo Deliberante la despidió con un agasajo cargado de emotividad en el que participaron familiares, integrantes del cuerpo y sus compañeros de trabajo.
Con gran esmero, el personal administrativo le organizó un momento cálido, muestra del afecto que Marta se supo ganar. El obsequio de una cartera fue el símbolo de ese sentimiento.
Karina Martínez le dedicó dulces palabras de reconocimiento y se preguntó “quien nos mimará a partir de ahora”.
Se refirió al gesto cotidiano de Marta, que todas las mañanas pasaba por las oficinas y después del beso cordial preguntaba qué deseaban tomar. También era habitual que llegase con una torta que ella misma preparaba para todos. La de chocolate era la más festejada, irresistible incluso para aquellas que se encuentran a dieta permanente.
Con el mismo tono enternecedor y lágrimas en los ojos se pronunció Graciela Churrarín, una de sus compañeras más cercanas. “Nos mirábamos y sabíamos como estábamos”, contó en referencia al vínculo estrecho que las unía.
Emocionada por el acontecimiento, Marta le entregó el manojo de llaves de la dependencia al presidente del Concejo, Luis Esquivel, quien también se sumó al encuentro junto a otros concejales.
Martita ingresó al municipio en 1992, cuando era intendente Carlo Carassale. Siempre estuvo en el área de Servicios Generales. Tiene cinco hijas, 12 nietos y una bisnieta que nacerá en diciembre. Muchos de ellos asistieron a la conmovedora despedida.