El 30 de enero 1920 nace por Treneta Don José Bartolo entre las planicies cuando era todo campo.
A los 17 años se va de su hogar natal, llegando a Ramos Mexia donde comienza a trabajar en obras del estado solo por seis meses, comienza un viaje hacia el norte donde están las chacras por lo que hoy se conoce como la localidad de Alejandro Stefenelli por ese lugar se quedó cerca de cinco años.
En las chacras necesitaban criollos que sepan manejar a los caballos, los carros y atender la caballeriza, como Don Bartolo conocía muy bien este oficio por haberse criado en el campo se vio beneficiado económicamente ganando 10 pesos, el resto de los empleados que estaban ganaban 5 pesos.
Rememora que en esos momentos aprendió distintos tipos de tareas que se realizaban en las chacras entre ellas manejar el arado para sembrar, el trabajo más sacrificado y sufrido que se hacía era con el tomate producto era muy delicado.
Comentó que en ese momento no quiere ir a trabajar en el camión de descarte del tomate, el patrón le dijo que entonces no tiene más trabajo para él, este motivo lo lleva a seguir recorriendo hacia el norte cerca de Bahía Blanca las diferentes chacras donde se ofrecía para hacer algún tipo de tarea donde a veces le pagaban 5 o 10 pesos por ser criollo.
Por esta situación de inestabilidad laboral vuelve a Treneta para reencontrarse con su familia después de cinco años, la reacción de su familia fue de felicidad, por que al no tener noticias del él pensaron que estaba muerto, pero don Bartolo tenía claro que deseaba ser parte de una comunidad y aprender los oficios de un “TRABAJADOR”.
A pesar de irse sin saber leer y tampoco sabía contar la plata porque no le enseñaron los números, mucho menos firmar fueron barreras que supero cuando se fue del campo, el aprender a manejar el dinero y el firmar fue esencial para desenvolverse en esa época.
Nuevamente por Ramos Mexia se incorporó a las tareas ferroviarias y trabajo en el ferrocarril hasta que su júbilo en la localidad de San Antonio Oeste donde se estableció con su familia.
Siempre comentando su vida expresa que quería conocer la localidad de San Antonio Oeste, por esos años la única movilidad de viaje eran los trenes, para llegar subió a uno de carga que traía bolsones de maíz que era manejado por dos gringos.
Con los deseos de trabajar llega en esta localidad, recuerda que cuando les comento a sus compañeros del Roca que tenía en Ramos Mexia, que se venía para estos pagos para ser ferroviario y jubilarse en este oficio, le respondieron que estaba loco porque era muy difícil por ese entonces jubilarse en lo que se conoció como Trabajo de Vía y Obras de Ferrocarril Roca.
Ya establecido en San Antonio Oeste señaló que Vías y Obras de Ferrocarril Roca, ocupada toda la gente que podía para expandirse y poner en funcionamiento. Don Bartolo realizo muchos recorridos hacia otras localidades con el trabajo de ferroviario indicando siempre que San Antonio era un pueblo que crecía y era de maravilla exceptuando la situación del agua.
Lo que caracterizaba a esta localidad era la falta de agua, en su relato es frecuente que se sufrió mucho por la falta del líquido vital, lo que se tenía era por los tambores taponeados con trapos y lanas, había muchos animales entre las jarillas, chañares que eran de gran tamaño, era todo campo, cuando se miraba el tambor estaba patas para arriba por los animales resume en su afán de explicar la necesidad del agua.
Esta situación lo llevó Don Bartolo a construir una pileta de 800 litros, previo a construir una pieza con cocina, compró todas las herramientas que había para poder trabajar en su casita y el barrio en el que vivía no había nada, ni calles, solo para los carros unos caminos, yuyos era lo único que se veía por todos lados recuerda.
La etapa importante de su vida refiere fue cuando empezó en el empalme Cortizo, había llegado con su esposa y compañera Luisa Cañunao, con el pasar el tiempo comienzan a nacer sus 10 hijos todos sanantonienses. Siendo joven aún Don Bartolo queda viudo y a cargo de todos sus niños, esto lleva a que deba traslade hacia el pueblo.
Asi transcurrieron los primeros años de don Juan Bartolo, hincha del Club Talleres, iniciador del peronismo local viviéndolo en esencia con los sentimientos de transitarlo en todas sus épocas. Nadie puede negar el aporte que le brindó este hombre al crecimiento del pueblo.
El recuerdo de un hijo
Uno de sus hijos recordó con nostalgia lo que su papá hacía por ellos cuando eran chicos. “Como mi viejo trabajaba en el ferrocarril todos los meses, cerca del día cinco cobraba, él nos traía al mercado que era la Cooperativa del Fferrocarril (actual supermercado La Anónima), siempre fue un mercado que abastecía a los empleados, estos podían hacer un pedido y después se les descontaba del sueldo”.
“Siempre llevaba a los más chicos que teníamos 1, 4, 5 y 6 años en una bicicleta a la cual le había colocado un carrito con ruedas, nos cargaba y nos traía a los cuatro para no dejarnos solitos y aunque sea un día venir al centro a hacer el pedido en la cooperativa porque estábamos en el Empalme Cortizo”
“Muchas veces nos pasaba que se salían o perdíamos las ruedas del carro o la bicicleta y nos quedamos a pie para volver a casa con el pedido acuesta, pero no nos quedamos solitos que era la preocupación del viejo”.
Salutación del barrio
La Comisión de Junta Vecinal y los vecinos del Barrio Unión le desea un ¡Feliz Cumpleaños! A Don José Bartolo por sus 97 años, como vecino colaboro y aporta a nuestro barrio como a la comunidad en general de tal manera que permitió que este creciera y tomara identidad. Con un cálido y fraternal abrazo lo saludamos en su día.