A diferencia de otros destinos turísticos, la villa balnearia contó con escaso movimiento turístico. Falta de promoción fue la clave según los prestadores.
Observar a la ministra de turismo sentada tomando café al mediodía del domingo, en la zona del paseo de Las Torres con un empleado municipal, una funcionaria y un prestador era el resumen, la imagen de lo que aconteció.
La ministra en la entrevista a los medios locales mencionó sobradamente lo estupendo que le fue a Bariloche (fue el destino más visitado del país).
Los restaurantes tampoco trabajaron al 100%, como los hoteles algunos siquiera abrieron sus puertas por la escasa reserva. Asimismo la secretaría de turismo que generalmente brindaba los primeros números los domingos, no hubo ningún mensaje al respecto.
El único evento que congregó fue la Feria Gastronómica, pero se pudo observar que la mitad de los concurrentes provenían de San Antonio o bien de algunas localidades aledañas.
Sí por ejemplo, llegaron dueños de casas y departamentos, preferentemente de la provincia de Neuquén.
Las paellas ofrecidas, la mayoría de la recaudación fue por la preventa que realizaron, como ocurrió con la que organizó el Club Deportivo Las Grutas, el 80% fue por que los padres y los chicos se movilizaron por la localidad.
Eventos convocantes: la carrera de Mountain Bike con 211 corredores y sus familias el día sábado y el concurso de pesca de Club Náutico con casi 50 cañófilos.
Los espectáculos teatrales fueron un fracaso de público, muy buenos todos, pero poco acompañamiento de la gente.
Este medio digital acompañó a cada una de las actividades que correspondían a las organizaciones públicas, las que tenía incidencia la municipalidad sanantoniense con sus secretarías y podemos dar fe de que algo le sucede a Las Grutas, sin ser especialista en la materia, el flojo fin de semana, debe servir de aprendizaje, a diferencia de otros puntos del país donde la masividad se pudo ver en las calles, donde todos hablan de números positivos.
El dato: la peatonal grutenses, el viernes y el sábado después de las 22 horas, era la imagen viva de la desolación. (Carlos Aguilar)