El acné consiste en la inflamación de los folículos pilosos debido a una infección bacteriana (principalmente Propionibacterium acnes).
Se desarrolla cuando el vello, el sebo y las células de la piel se unen para formar un tapón en el poro, donde está presente la bacteria, misma que causa la inflamación en la piel. Cuando el tapón comienza a deshacerse se forma una espinilla.
La mayoría de los granos o espinillas se encuentran en cara, cuello, espalda, pecho y hombros. El acné no es una amenaza grave para la salud, pero puede dejar cicatrices y baja autoestima.
Un brote de acné se puede producir en cualquier momento después de la pubertad, pero son más frecuentes durante la adolescencia. Sin embargo, también hay acné neonatal e infantil. El acné afecta más al sexo masculino y se presenta a partir de los 12 años. En las mujeres se desarrolla después de los 10 años y durante los ciclos menstruales.
Predomina en la segunda década de la vida y disminuye en la tercera década. .
Tipos de acné
- Puntos blancos. Granos que se quedan debajo de la piel.
- Puntos negros. Granos que suben a la superficie de la piel y se ven negros.
- Pápulas. Pequeños bultos de color rosado con dolor al tocarlos.
- Pústulas. Granos rojos que no salen a la superficie y tienen pus.
- Nódulos. Granos grandes, dolorosos y sólidos que están dentro de la piel.
- Granos profundos, dolorosos, llenos de pus que pueden dejar cicatrices.
Causas
- Altos niveles de estrés.
- Alteraciones hormonales.
- Factores hereditarios.
- Ingesta de píldoras anticonceptivas y medicamentos.
- Uso de maquillaje grasoso.
- Ingesta de alimentos ricos en carbohidratos.
Qué sí
- Limpiar tu piel con ácido salicílico.
- Aplicar un gel con Peróxido de benzoilo.
- Usar crema, gel o líquido con Tretinoína (Retin-A).
- Uso de antibióticos para reducir el crecimiento de bacterias.
- Reducir la exposición al sol.
- Usar maquillaje no comedogénico.
- Lavarse el cabello con regularidad.
Qué no
- Descuidar los cambios hormonales.
- Ejercer presión en el rostro con ropa o accesorios.
- Exponerse a la contaminación y mucha humedad.
- Apretarse o pellizcarse las espinillas.
- Restregarse la piel demasiado.
- Mantener el sudor en la piel.
Fuente: Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la piel NIH,
Hospital Las Grutas