Hubo una reunión de JSRN en Viedma. Habrá un nuevo esquema para 2026 que será diseñado en las próximas semanas. El primer paso fue lograr el presupuesto, avanzar con las normativas fiscales y comenzar a sostener a los aliados, porque la realidad es que el 2027 no está tan lejos, ya que probablemente haya contienda electoral en los primeros meses de ese año.
Por supuesto, en esa conjunción no faltaron los reproches, pero sí quedó sentado que, si bien hubo una recuperación de votos respecto de las elecciones nacionales anteriores, no alcanzó para mantener las bancas, principalmente la del Senado.
Hubo cuestionamientos de todo tipo, incluso hacia intendentes. Weretilneck apostaba fuertemente a la territorialidad. Ahora resta ver qué sucederá con un nuevo armado verticalista, porque de eso no hay dudas: más allá de las discusiones y opiniones, la decisión la tomará con el círculo más reducido que rodea al gobernador.
El interrogante será si su analista político, Derek Hampton, continuará aportando a la estrategia, teniendo en cuenta su cercanía con Santiago Caputo, integrante del círculo de confianza de Javier Milei. Este punto no se discutió inicialmente, pero sí hubo quienes endilgaron al encuestador márgenes de error ante un escenario de grieta que favoreció al actual presidente y reposicionó a los hermanos Soria.
En San Antonio Oeste también comenzó el debate por la sucesión de Adrián Casadei, no exento de operaciones políticas, que seguramente se intensificarán el año próximo. Justamente, recientes encuestas (realizada por un partido político) —muy interesantes por cierto— muestran algunos exponentes de lo que podría suceder de cara al 2027 en la disputa por el sillón de la calle Brown.
Esta medición se dio en el contexto del tratamiento de la emergencia económica municipal, lo que demuestra que aún hoy existen dos sectores bastante definidos si la decisión electoral se tomara en este momento. También es necesario mencionar el alto número de indecisos, que podría estar vinculado a la postura de la ciudadanía frente a lo ocurrido en octubre.
Asimismo, sorprendió a quienes realizaron el relevamiento: se esperaba la aparición de más nombres ligados a concejales o sindicalistas, pero no fue así. Una parte importante de la medición incluyó a personas que hoy no están vinculadas a partidos políticos.
San Antonio Oeste podría permitirse un “cisne negro” en 2027, siempre y cuando se trate de una opción viable y que represente los intereses actuales de la sociedad, en el marco de lo acontecido con el actual presidente. Razones sobran: el rechazo a la clase política y la idea, cada vez más extendida, de que la política tradicional “no sirve para nada”.
No es desacertado afirmar que lo ocurrido a nivel nacional en 2023, y el respaldo sostenido en 2025, podría replicarse en 2027 en todos los ámbitos electorales del país.
Hace pocos días, un estudio de la UNC, muy interesante y exhaustivo, indagó sobre las percepciones y actitudes de la ciudadanía argentina respecto de la vida política en general, profundizando en aspectos como el nivel de intolerancia o bronca hacia la política, su utilidad para la sociedad y el grado de adhesión a la democracia.
Las conclusiones indican que quienes apoyaron al candidato liberal lo hicieron por diversas razones: “disconformidad con el resto de los partidos”, “hartazgo con la política y el Estado”, “la necesidad de acabar con la casta política” o porque “son las ideas que esperábamos”.
Posiblemente, las encuestas locales apunten a dilucidar si existe la posibilidad de que alguien irrumpa en la política sanantoniense y que la opción menos esperada resulte ganadora, o bien que ocurra lo contrario y, como viene sucediendo desde hace 25 años, el voto conservador continúe imponiéndose.
Feliz Navidad y feliz Año Nuevo.
