HISTORIAS SANANTONIENSES. La localidad de San Antonio Oeste tiene una de las historias más ricas de nuestra Patagonia y un paisaje de excepción, con hermosas playas y sin duda “el golfo más azul del continente”.
Sus pobladores saben de grandes sacrificios y son la continuación de un puñado de pioneros que con su trabajo forjaron sus sueños, aspiraron a un destino de grandeza y a pesar de mil inconvenientes nunca bajaron los brazos.
Supieron sobreponerse a la falta de agua, a la inclemencia del clima, a las postergaciones históricas, al desaliento cotidiano, al desarraigo, a la decadencia del ferrocarril, a los naufragios, a las crisis recurrentes.
Dejaron instituciones, perseveraron en lo suyo, formaron numerosas familias y acogieron en su seno a forasteros de otras provincias y extranjeros que se integraron a la vida comunitaria.
¿Son las nuevas generaciones merecedoras de tal esfuerzo? ¿Qué les ha sucedido en el tiempo?
Hoy los desafíos son aún mayores: la pavimentación de la Ruta Nacional N 23 en el marco del Corredor Bioceánico Norpatagónico, requerirá los mayores esfuerzos para acoger al turismo y prestar con excelencia los servicios elementales; promover la radicación de industrias; establecer la una reglamentación para la actividad pesquera que contemple la conservación del recurso; el cuidado del ambiente, entre otras demandas de urgente resolución.
El escritor René Henry Lefebvre supo escribir en la página preliminar de su ameno libro “Mi querido puerto San Antonio” en el año 1977 supo instar a los sanantonienses del futuro con unas apalabras esperanzadoras: “Por supuesto, esto puede ocurrir en todas partes del mundo: pero diríamos que para el caso de San Antonio, lejos de ser un edén, hay un algo, un “no sé qué” distinto y particular que crea un clímax propio el cual retiene a quién alcanza a adaptarse. Con toda especulación digo un “No sé qué” porque en base a un profundo principio filosófico aplicado, cada uno en su mística íntima sabrá el “por qué” del “no sé qué” acorde con sus aspiraciones y sus ideales”.
San Antonio Oeste, el Puerto y Las Grutas, unidas y con un proyecto común, tienen un potencial enorme de desarrollo para ser un gran polo único en la Patagonia. Solo falta soñar en grande, acentuar su idiosincrasia y recuperar el tesón de los pioneros.
En las últimas palabras de su libro este vecino visionario dejó un claro mensaje: “Nuestras últimas palabras serán auténticamente, genuinamente sanantonienses, como hablaron los viejos pobladores, y que a pesar de todas las contradicciones negativas, nunca perdieron la fe ciega, la esperanza inconmovible, imperturbable en los destinos de San Antonio, y siguieron trabajando obstinadamente , manteniendo un núcleo optimista a pesar de todo, una verdadera fortaleza inexpugnable, de la más pura mística”.
Y razón tenía en sus aseveraciones, los pueblos se hace grandes cuando sus pobladores no bajan los brazos, no pierden la esperanza, esta unidos a proyectos comunes, sueñan en grande y conservan esa mística que es la fuerza de los pueblos libres y dueños de su destino.
Ya lo dijo Ortega y Gasset sobre los argentinos: Sanantonienses, “a las cosas”.
(Jorge Castañeda Escritor – Valcheta)