A veces las experiencias dolorosas nos interpelan y, nos movilizan de tal modo que nos obligan a repensar la vida misma.
Hace un año atrás empezábamos a transitar la concreción de un proyecto político para nuestro lugar. Un proyecto que más que político era de la búsqueda de nuevos horizontes, de renovar esperanzas de que siempre se puede aportar para mejorar.
Alguien me preguntó ¿estás preparada para esto? Y mi respuesta fue: estoy preparada para trabajar para una construcción colectiva.
En ese proyecto no estaba planificado “enfrentar una pandemia”.
Pandemia que muestra la cara más triste que es la de los intereses particulares y personales sobre los intereses sociales y colectivos.
Desde el 21 de marzo, el mensaje y la acción fue el de la responsabilidad y el compromiso para ir dando respuestas de la mejor manera posible.
¿Ese mensaje llegó a todos? En algunos casos Si y en otros No.
¿Se comprendió ese accionar? En algunos casos SI y en otros No.
Y hoy vemos una sociedad dividida donde perdemos de vista lo esencial y, no es el que menciona El Principito, aquel que es invisible a los ojos; lo esencial son los valores de la solidaridad, del respeto al prójimo, la tolerancia, la bondad, la paz.
Apelo a cada uno de nosotros, a los que somos parte de la sociedad de nuestro ejido, que sumemos en confianza, que seamos solidarios con los trabajadores de la salud, que no seamos parte del problema sino de la solución, que se comprenda que todo lo que se hace no es para perjudicar a unos y beneficiar a otros.
«Hoy, hago mías las palabras de Winston Churchill: “Las causas perdidas son las únicas por las que merece la pena luchar”.
Alicia Paugest, presidente del Concejo Deliberante.