A un hombre que se desempeñaba como mozo de un restaurante ubicado en el balneario Las Grutas lo obligaron a tomarse las vacaciones y luego lo despidieron sin causa.
Sus labores se desarrollaron con normalidad hasta que los dueños del restaurante le dijeron que se tomara unos días de descanso. Recibió 5.000 pesos a cuenta de su sueldo y viajó a Viedma para visitar a su familia.
Luego el dueño le comunicó que por razones de índole personal, ya no podía brindarle trabajo. El trabajador envió telegrama laboral a ambos empleadores a los efectos de intimarlos al pago del sueldo que le debían, más otras diferencias salariales existentes.
Según describió, trabajaba de lunes a domingos, de 11 a 16 y de 19 a 2 de la mañana, con un solo fin de semana de franco al mes. Desde diciembre, se extendió hasta las 3 de la mañana. Afirmó que la relación laboral se desenvolvió en un buen clima, tanto con sus compañeros de trabajo como con los patrones y que todo se desarrolló con normalidad hasta el pedido de descanso.
Oportunamente el trabajador intentó conciliar con la patronal en sede administrativa sin éxito, volvió a enviar telegramas laborales los cuales tampoco fueron contestados.
Los demandados no se presentaron razón por la cual se decretó su rebeldía y en el fallo se explicó que “quedó declarada la cuestión como de puro derecho, se corrió traslado por su orden, vencido el cual, a petición de la parte actora pasan los autos al acuerdo a los fines de dictar sentencia”.
Finalmente, los jueces labores de Viedma hicieron lugar a la demanda y condenó a los demandados a abonarle al trabajador la suma de 1.239.729 pesos más intereses.