Una semana inolvidable marcó al país entre anuncios económicos y una estampida de precios que dejó en segundo plano a muchas situaciones ocurridas.
En este camino agitado, escenario más complejo aún por una economía liberada, la realidad nos enfrenta a un sistema económico que, aunque aplicado en el pasado, nunca condujo a buen puerto, siendo el ciudadano común el perdedor esencial.
Las recetas quiméricas persisten en una Argentina que parece estar atrapada en un ciclo repetitivo. Esta preocupación resuena especialmente en los gobiernos provinciales y municipales, que enfrentan un panorama insostenible.
La visita de Alberto Weretilneck a Buenos Aires, convocado por el presidente Milei, evidencia el estado de ebullición en el que se encuentran las provincias debido a la falta de financiamiento. Los planteos y reclamos serán numerosos, ya que mantener el estado actual resulta insostenible.
Río Negro encara un endeudamiento significativo. Aunque el gobierno busca no exteriorizar su descontento, la falta de contención política interna ha generado tensiones con la administración saliente. No son tiempos de echar culpa, sino de afrontar el contexto.
Los anuncios de ajustes tanto a nivel nacional como provincial no generaron reacciones inmediatas de los gremios, pero la presión aumentará a medida que los despidos y el encarecimiento de la canasta básica se vuelvan insoportables. La reunión paritaria en Viedma, para el día 20 se anticipa complicada, mientras en el gabinete las caras reflejan la preocupación ante la inminente tensión con organizaciones y sindicatos.
La estrategia de transmitir a los gremios que parte del aguinaldo se pagará antes de las fiestas busca mantener la paz social, aunque no habrá una distribución equitativa para todos, muchos podrían cobrar en dos partes.
En San Antonio Oeste, el municipio también afrontará meses de incertidumbre. El intendente Casadei ha consolidado un gabinete de confianza para hacer frente a los desafíos que se avecinan.
La ausencia de aliados electorales en la conformación del equipo muestra que, tanto a nivel local como provincial, el gran acuerdo ha quedado en segundo plano. La realidad se presenta más desafiante de lo anticipado, lo que llevó a postergar ciertas acciones por temor a la falta de fondos.
Los recortes serán inevitables, y la obtención de financiamiento en lo local se presenta como una de las pocas vías disponibles.
El panorama general que se vislumbra es de creciente conflictividad, con la protesta social asomando en el horizonte. En estos tiempos turbulentos, queda por ver cómo los líderes gubernamentales capearán el temporal. (Carlos Aguilar, editor)