Luego de conocer el veredicto que declaró culpable al femicida de su hija, Marisol Barrientos habló con VDM Noticias y compartió algunas reflexiones. «Al tipo no le tengo odio ni bronca pero tiene que pagar por lo que hizo». manifestó.
El femicidio de Carolina Rivero dejó otras víctimas que tendrán que vivir con su ausencia el resto de sus vidas: una niña y un niño de 13 y 9 años, su madre, su padre y sus hermanos.
Mariza Barrientos presenció las tres jornadas del juicio en un profundo silencio y recibió el veredicto del jurado como un manto de alivio.
«Les voy a estar eternamente agradecida» sintetizó la mamá de Carolina, al finalizar la audiencia en la que los 12 jurados populares declararon culpable de femicidio, sin atenuantes, a Elvio Néstor Pazos.
«Al tipo no le tengo odio ni bronca. Nosotros le dimos todo a él. Siempre decía que su familia no era buena con él, que siempre lo tiraban abajo. Siempre le dimos buenos consejos, que dejara de tomar. Pero quizás viene de su casa, que es normal que le peguen a las mujeres. Todo viene de casa. Mis hijos no tienen esa educación. Espero que no salga nunca más, tiene que pagar lo que hizo», manifestó Mariza a VDM Noticias.
En una breve conversación de este miércoles a la tarde, planteó a este medio que Pazos «tenía todo planeado» y remarcó que Carolina estaba esperando que le salga un trabajo para separarse. Eso ocurrió unos días antes de su femicidio.
«Me decía no quiero ser carga para nadie. Cuando consiga un trabajo me voy. Yo le decía no necesitás un trabajo, te dejo los míos mientras te sale algo fijo. Cuando me llamó y me dijo que la habían llamado del municipio le dije a mi marido la Caro, ahora, se separa. Y a los dos días se separó. Mi nieto entró a casa corriendo contento. Me dice abuela venía a ayudar a mi mamá porque nos venimos a vivir con vos. Preparame una pieza para mi solo», compartió.
«Sé que con el veredicto no me la van a devolver a mi hija, que voy a tener que seguir yendo a una tumba a visitarla, pero trae un poco de paz. La justicia obró bien en este caso», agradeció.
Uno de los momentos más duros del juicio fue cuando uno de los peritos mostró fotos del cuerpo de Carolina, repasó las 37 heridas de arma blanca que tenía y relató la reconstrucción de su muerte, sus intentos vanos de defenderse y escapar.
«Fue ensañamiento puro contra ella», definió su mamá para referirse luego a las reiteradas denuncias que intentaron presentar ante la Comisaría 10° de San Antonio Oeste y el Juzgado de Paz.
«Fue negligencia total lo que hicieron. Fui varias veces con mi hija en estado de shock a denunciar a la Comisaría y me decían que no me tenía que meter en problemas de pareja. Varias veces me dijeron que yo no podía hacer una denuncia. Con mi hija golpeada, con chichones en la cabeza, moretones en los brazos. Pero yo me tenía que quedar a un lado. Y ellos veían que mi hija no podía hablar en el estado en el que estaba», manifestó.
«Ella me preguntaba por qué me pasa esto. Y vos ¿qué le podés decir? Si el tipo la manipula, la amenaza. Cómo podés ayudar a una persona así. Yo le decía venite, no importa, nos arreglamos, tenés techo, comida, tenés todo, dejalo. Ella me decía no puedo, vos no sabés… yo ya te voy a contar pero ahora no puedo», agregó.
La mujer tuvo palabras de agradecimiento también para el abogado querellante Damián Torres y el equipo de la Fiscalía encabezado por Juan Pedro Peralta y Yanina Estela Pasarelli.
«Han sido personas muy pendientes de nosotros, de la familia. No dejaron nada al azar. Gracias a ellos mis nietos estás con psicólogo desde el día uno, una vez por semana. Me los puso dios en el camino. No solo como profesionales, excelentes como personas también», expresó.
A 1 año y medio del crimen que dejó a dos niños huérfanos, la fuerza de Mariza y José -el papá de Carolina-, se concentra en seguir adelante.
«Le den 20, 30 o 50 años no me van a devolver a mi hija. No voy a recibir sus mensajes de ma, tomemos mate, haceme ñoquis, o tal cosa… Pero me he mantenido fuerte y tengo que seguir siendo fuerte porque me dejó dos hermosos regalos, me dejó a mi nieta y a mi nieto, por mis hijos y todo lo que tengo atrás mío. Eso me va a seguir manteniendo fuerte para que ella se sienta orgullosa, donde quiera que esté», reflexionó.
«Tengo que seguir escuchando los audios que tengo en el teléfono para escuchar su voz. Mi nieto por ahí me pide escuchar la voz de mamá. Eso es lo que me queda de ella, fotos y audios, nada más», manifestó finalmente. (Por Natalia Gili)