La ciudad de San Antonio Oeste conmemora hoy su 119º aniversario desde su fundación el 10 de julio de 1905, un hito que destaca el esfuerzo y la determinación de sus pioneros en la construcción de una comunidad próspera a orillas del mar. Desde aquellos primeros días hasta la actualidad, San Antonio Oeste ha enfrentado desafíos y ha logrado superarlos, dejando un legado duradero en la costa atlántica de la Patagonia.
El reconocido vecino Héctor Izco, quien ha recopilado valiosa información histórica en una obra de consulta imprescindible, ha revelado los hechos y personajes que contribuyeron al crecimiento de esta localidad. Su libro «San Antonio Oeste y el mar: origen y destino», publicado en 1995, es una fuente fundamental para comprender la historia de esta ciudad.
En el libro «Al este de la Patagonia» (Historia de San Antonio Oeste – Años 1500 al 1950), escrito por Juan Carlos Ballor en 1971, se encuentran datos interesantes que constituyen el primer testimonio escrito de la historia de San Antonio Oeste, aportando una enjundiosa documentación.
La historia de San Antonio Oeste se remonta al proceso de despoblamiento y éxodo del asentamiento original en la zona de Punta Villarino, que se convirtió en el primer pequeño pueblo-puerto. Conocido con diferentes nombres a lo largo del tiempo, este asentamiento fue testigo de las primeras autoridades de la región, actividades comerciales y de servicios, y la construcción de un faro en el sector oeste de Villarino.
San Antonio Oeste también fue un punto estratégico para las tropas de carros que llegaban desde diversas regiones del litoral marítimo y se dirigían hacia el sur. Además, el puerto era el punto de partida para el envío de mercancías y personas hacia esas áreas. El tráfico de tropas de carros, tirados por bueyes, mulas o caballos, era una actividad destacada en aquellos tiempos y contribuyó al desarrollo económico de la región.
El desafío de acercar el puerto al vasto territorio de influencia llevó a intensificar las acciones en 1905. Marinos y comerciantes, como la firma Contín, Benito y Cía., ubicada en el este, y la casa Sassemberg, establecida en San Antonio Oeste, desempeñaron un papel crucial en la apertura de una ruta marítima en la ría de acceso conocida como «la marea». Esta ruta se convirtió en un hito histórico en constante desarrollo y permitió una conexión más rápida entre los barcos y las caravanas de carros que se dirigían hacia el sur.
El espíritu de los fundadores y primeros habitantes de San Antonio Oeste se destaca en el relato de Héctor Izco, quienes decidieron poblar y establecerse en un lugar sin agua. La falta de este recurso vital fue un desafío constante que solo se resolvería de manera definitiva en 1972, con la construcción del canal Pomona-San Antonio Oeste. Antes de eso, el abastecimiento provisional de agua se realizaba mediante trenes aguateros que provenían del arroyo Valcheta.
A lo largo de sus 119 años, San Antonio Oeste ha experimentado un crecimiento notable. La inauguración del primer tramo del ferrocarril estatal en marzo de 1923 marcó un momento esplendoroso en la historia de la ciudad y contribuyó a su desarrollo. El ferrocarril, diseñado por el ministro de Obras Públicas Ezequiel Ramos Mexía y bajo la experta conducción de Guido Jacobacci, unía el Atlántico con la Cordillera, consolidando a San Antonio Oeste como un puerto de avanzada en la costa atlántica de la Patagonia.
En la actualidad, San Antonio Oeste continúa siendo un referente en la región, con una comunidad progresista que valora su historia y trabaja por un futuro próspero. El legado dejado por los fundadores y pioneros perdura en cada rincón de la ciudad, recordando que el esfuerzo, la determinación y la superación son ingredientes fundamentales para forjar la historia de un pueblo.
En este 119º aniversario, San Antonio Oeste celebra su pasado, su presente y mira hacia el futuro con optimismo. La ciudad ha dejado huellas imborrables en la historia de la Patagonia, y gracias a la invaluable labor de investigadores como Héctor Izco, su legado será conocido y apreciado por las generaciones venideras.