En un emocionante momento deportivo que tuvo lugar el pasado fin de semana, Sebastián y Milagros Inalaf, padre e hija, demostraron una vez más su inquebrantable espíritu y pasión por el deporte al participar en una competencia. La niña, con condiciones físicas únicas, cautivó a los presentes con su determinación y alegría en cada carrera.
Sebastián, un apasionado del canotaje, y Milagros, de tan solo ocho años, quien en septiembre cumplirá nueve, la pequeña, como contó su padre a Mapuchito Noticias, nació con Meromelia transversa, una condición que afecta las cuatro extremidades. A pesar de las dificultades, forman un increíble dúo padre-hija, han encontrado en el deporte una fuente de alegría y motivación para enfrentar los desafíos de la vida.
«Fue hace un año que comenzamos a dedicarnos a diferentes competencias, y para nosotros, el simple hecho de participar y alcanzar nuestros objetivos personales nos llena de una satisfacción inmensa», compartió Sebastián con orgullo.
El camino de Sebastián y Milagros en el deporte no fue casualidad. Félix Eventos les extendió una invitación a participar en una maratón, y desde entonces, no han dejado de competir juntos. «Mi hija siempre veía las medallas que yo ganaba en el canotaje y me decía que quería ganar una medalla también», explicó Sebastián. Fue entonces cuando decidieron embarcarse en la emocionante aventura de las carreras de maratón.
Desde su primera competencia en el Maratón Stilo, Milagros quedó cautivada y no ha dejado de correr desde entonces. «Ver la felicidad en el rostro de mi hija es lo que me da la fuerza para seguir adelante», expresó con emoción Sebastián.
La participación de Milagros en las carreras no solo representa un logro personal para ambos, sino que también ha fortalecido los lazos familiares. «Es reconfortante saber que esta actividad que a ella le encanta, ha unido aún más a nuestra familia», comentó Sebastián.
A pesar de la condición física de Milagros, la vida diaria de la joven es tan normal como la de cualquier otro niño de su edad. Asiste a una escuela común, donde sus compañeros la aceptan y apoyan plenamente. «Ella es la fortaleza de nuestra familia, y si ella puede, yo haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarla y hacerla feliz», afirmó Sebastián con determinación.
Mirando hacia el futuro, este dúo inspirador no tiene planes de detenerse. «En septiembre, participaremos en el desafío en Madryn y en otros maratones próximos..
Padre e hija se han convertido en un ejemplo de que nada es imposible cuando se tiene la voluntad y el amor para superar los obstáculos. Su mensaje de esperanza y perseverancia resuena en la comunidad local de San Antonio, donde todos conocen a la valiente Milagros y la apoyan con cariño.
Sebastián y Milagros Inalaf continúan demostrando que el espíritu de superación y el amor incondicional pueden convertir los desafíos en oportunidades, inspirando a todos quienes tienen el privilegio de conocer su conmovedora historia.