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Celebran hoy el Día Nacional de la Ballena Franca Austral

El 25 de Septiembre de 2002, un vecino de Puerto Pirámides alertó acerca de movimientos desesperados de una ballena Franca frente a la playa: se había enredado con el fondeo de una embarcación amarrada a pocos metros de la costa.


Las ballenas Francas son curiosas y en muchas ocasiones se las ve «jugando» con boyas u objetos flotantes. En este caso, el juego se transformó en una trampa y las gruesas cadenas del fondeo se habían enredado firmemente en el pedúnculo caudal. Mientras más esfuerzos realizaban para zafarse, más se ajustaban las cadenas a su cola formando un enorme nudo.

La situación no podía ser más inquietante, parecía imposible ayudarla, la ballena se retorcía y golpeaba con sus aletas pectorales, acercarse a la ballena por agua o sumergido era una empresa temeraria, mucho menos poder trabajar sobre ella para desatarla.

Más y más personas se reunían al borde de la playa para ver el triste espectáculo, la impotencia y tristeza se hacían cada vez más palpable a medida que todos los presentes tomaban conciencia.

En medio de esta situación desesperada los buzos y capitanes lideraron una decisión inusitada, casi absurda e ilógica, e implicaba un gran riesgo para la vida de esta joven ballena. Había dos escenarios posibles: que la ballena finalmente muriera encadenada a pocos metros de la playa de la comunidad con mayor afinidad por las ballenas de Argentina, o hacer algo, aunque en esta apuesta se arriesgara todo, la vida de la ballena y también exponerse al escarnio, el reproche y el remordimiento.

Toda la estrategia planeada o improvisada de los grupos que salvan ballenas están enfocadas en evitar que una ballena vare, en este caso con la ayuda de una embarcación, la marea y un gran tractor luego de varias maniobras vararon a la ballena de forma intencional. Cuando el agua finalmente bajó, un enorme cuerpo quedó sobre la arena, un macho joven, que respiraba agitadamente, la característica más notable: una mancha blanca sobre lado posterior izquierdo de su cuerpo.

Las siguientes horas mostraron lo mejor de los pobladores de Puerto Pirámides, una enorme cantidad de personas colaboraron para tratar de mantener viva a esta ballena. Rápidamente los buzos retiraron las cadenas que aprisionaban su cola, dejando ver las enormes heridas que éstas habían producido, se las veía en toda la circunferencia del pedúnculo de la ballena, heridas muy importantes y profundas.

La joven ballena yacía como un objeto extraño, altisonante, tieso sobre la playa, negra, brillante y muy pesada para ser remolcada o movida, No quedaba otra opción había que esperar la próxima marea, los presentes se turnaban para arrojar agua sobre el enorme animal, algunos monitoreaban los signos vitales. En la medida que pasaban las horas la marea comenzó lentamente a crecer, también en la misma medida la ballena empezó a desfallecer, las enormes respiraciones se hacían muy espaciadas, había dejado de estar activa y parecía extenuada. Los latidos del corazón parecían débiles y difícilmente perceptibles. Cuando el agua apenas alcanzaba la cola muchos pensaron que esta ballena no iba a sobrevivir a esta experiencia terrestre. En respuesta a la inactividad de la ballena todos los que estaban presentes se disponían más y más rápidos en arrojarle agua y cavar alrededor de la ballena para que el agua llegara más fácilmente.

Nunca la marea en la bahía de Pirámides había parecido tan perezosa y de a poco empezó a cubrir a «Garra», (con este nombre se había bautizado a la ballena por su marca blanca que parecía un zarpazo gigante y por cómo se aferraba a la vida en estos momentos inciertos). El agua subió un poco mas y la ballena pareció volver a la vida, a medida que el agua cubría a la ballena, esta empezó a mover la cola y a respirar más activamente, pasó como una hora más hasta que la marea la cubrió casi totalmente, mucha gente permanecía alrededor de la ballena, tratando de ayudar, a lo largo de la playa una larga muchedumbre asistía los momentos decisivos. Finalmente la ballena a grandes coletazos se abrió paso al mar, dejando una estela de espuma y levantando arena del fondo por el aire. Fue un momento de alegría y festejo, todos se felicitaban y aplaudían mientras Garra se alejaba de la costa hasta perderse.

Pero este no fue el final de la historia ni mucho menos, ¿Qué habrá sido de Garra? a veces se escuchaba entre los capitanes y marineros de la actividad ballenera. Un 21 de septiembre de 2006 se escuchó en las radios de todas las embarcaciones «¡Garra Volvió!» La ballena que había sido víctima de su curiosidad y de unas cadenas en un lugar que no debían estar, había regresado a Puerto Pirámides, un macho juvenil que ahora participaba activamente de los grupos de cópula, con su mancha blanca en forma de zarpazo y las cicatrices permanentes de las cadenas.

Una nueva alegría, una gran anécdota para recordar, pero este tampoco fue el final de la historia y la comunidad de Puerto Pirámides quiso honrar a quienes participaron y sumarlo a su historia, para conmemorar este evento y para recordarnos a todos la responsabilidad que tenemos con las ballenas, se impulsó un proyecto de ley nacional. Fue sancionado y hoy todos los 25 de septiembre se celebra el Día Nacional de la Ballena Franca austral.

Seleccionado de la Guia de Campo Avistaje de Ballenas en Península Valdés – Alejandro Carribero /Miriam Aguerrido. Editorial Las Anemonas Septiembre 2015. (El Patagónico)

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