


El planeta se encuentra en un momento insólito en el que la naturaleza nos está enviando un mensaje muy claro: urgentemente debemos pasar de dañar a nuestro planeta a cuidarlo, porque hay miles de millones de galaxias, miles de millones de planetas, pero solo hay una Tierra para habitarla.
Y es que a pesar de que el equilibrio de la biodiversidad es la llave que sustenta la vida en nuestro planeta, el ser humano no deja de maltratarla. Vivimos inmersos en tres crisis planetarias: la del cambio climático, la de la pérdida de biodiversidad y la de la contaminación y los desechos. Esta última, con especial hincapié en los plásticos. Por eso necesitamos trabajar para defenderla. Necesitamos celebrar cada 5 de junio el Día del Medio Ambiente.
En 1983, la Naciones Unidas convocaron a la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, para estudiar la influencia de los problemas medioambientales en el desarrollo económico y social. El informe de dicha Comisión, emitido en 1987, citaba la definición del desarrollo sostenible: “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro”.
La incapacidad de la especie humana para vivir en armonía con el planeta, la gran interacción entre el hombre y el sistema natural, son los grandes problemas medioambientales de hoy. Hasta nuestros días, ninguna especie, excepto el hombre, ha conseguido modificar tan substancialmente, en tan poco tiempo, las características propias del planeta.
Entre los desequilibrios más importantes provocados por el estilo de vida que llevamos, por nuestras ciudades, fábricas y automóviles, está la enorme acumulación de basura y el envenenamiento natural por las toneladas de residuos sólidos permanentes que se vierten. La agresión al ecosistema a través de la basura generada, también nos perjudica como parte del mismo ya que se contaminan aguas superficiales, subterráneas, la atmósfera y se facilita la reproducción de insectos indeseables que funcionan como vectores de enfermedades.
Existe una clara conciencia ahora, en los países considerados principales responsables de la contaminación a nivel mundial (EEUU, Alemania y otros países europeos), que más allá de la responsabilidad que cabe a gobiernos y empresas, es imprescindible, educar e incentivar a los vecinos para reducir la cantidad de basura y buscar, a la vez, nuevas formas para su tratamiento.
Aquí es importante aclarar los significados de algunos términos:
- Basura es toda aquella que colocamos en la bolsa sin clasificar.
- Desperdicio es basura que pudo y debió ser aprovechada, como una manzana de la que arrojamos la mitad sin comer.
- Desecho es basura que queda después de haber elegido lo mejor de una cosa referida a alimentos, la cáscara de una banana o la botella descartable de una bebida.
- Residuo es aquella porción de basura que nos queda luego de haber aprovechado al máximo y reiteradas veces la sustancia original. Por ejemplo, si con las partes que no consumimos de una manzana y azúcar preparamos una jalea, transformamos el desecho en alimento y nos queda un pequeño residuo que serán las “pepitas” de la manzana, que aun así podrían aprovecharse si las utilizamos como abono vegetal.
Reducir la producción de basura debe ser un compromiso personal y familiar. ¿Cómo? Por ejemplo, no aceptando bolsitas de plástico por cualquier pequeña cosa que compremos. Adquiriendo frutas y verduras sin empaquetar. Evitando envases de plástico, más aún si no son retornables. Eligiendo huevos en cajas de cartón y no en material sintético. Evitando los envoltorios de presentación, reutilizando cajas y bolsas que lleguen al hogar en todas las formas posibles. Empleando los desechos orgánicos para hacer compost. Nada de vasos, platos, cubiertos y servilletas desechables. Utilizando envases multiuso para la heladera en lugar de papel de aluminio o film de polietileno.
De muchas otras formas que se les ocurran, pero sobre todo imitando a los humildes, a aquellos que menos tienen: poca basura, nada de desperdicios ni desechos. Sólo residuos.
Extracto de Revistas Vida Rotaria – N°426 – N° 429 Nota: La basura que generamos- Claudio Cupo
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