Cada 10 de febrero se conmemora «El día del pulpero» en homenaje a los hombres y mujeres que salen a obtener un recurso para su subsistencia.
La actividad pulpera es una gran tarea laboral e importante en la comunidad y tradicional de nuestro lugar. También en los últimos tiempos se convirtió en un atractivo turístico .
Cada día los pulperos deben viajar constantemente hasta la zona del “Fuerte Argentino” donde obtienen el producto y es un esfuerzo importadísimo el que realizan.
Además es una actividad que ha trascendido las fronteras locales apareciendo en medios nacionales y también el CONICET realizó un estudio de la actividad con una resultante muy interesante.
Según el trabajo publicado en la web “La Nación Trabajadora”, la investigación demandó cinco años de estudios, a lo largo de los cuales los especialistas llevaron a cabo la reconstrucción en la zona en base a los testimonios de numerosos pescadores y pulperos que, aún hoy, siguen manteniendo viva esa actividad pesquera.
El estudio, que fue liderado por la licenciada en Ciencias Biológicas, Ana Cinti, y por la antropóloga social francesa Francesca Marín, del Patrimoines locaux Environnement et Globalisation (Paloc), de Francia, llegó a la conclusión que el método de extracción comenzó en la década de 1920, en las costas del Golfo San Matías.
“Los testimonios nos indican que fue Valentín Galdo quien introdujo la actividad. Era un pescador de San Antonio Oeste, hijo de un inmigrante gallego, que habría replicado lo que se hacía en la ría de Vigo, en su país natal”, explicó Cinti.
“Sin embargo, los Galdo no realizaron las capturas, sino que se convirtieron en acarreadores de grupos de personas, a veces de familias enteras, que, una vez aprendida la técnica de pulpeo, eran llevadas a zonas costeras donde acampaban durante los meses de verano”, agregó la científica argentina.
Según explicó Cinti, los primeros pulperos patagónicos organizaban la operatoria y se proveían de víveres esenciales, a cambio de ser los únicos compradores del pulpo extraído.
“Hicieron eso durante aproximadamente unos 50 años, entre los meses de diciembre a marzo, a lo largo de un tramo de huella costera que primero fue rastrillada indígena y, desde fines del siglo XVIII, un Camino Real que unía el pueblo de Carmen de Patagones con la Península de Valdés, durante la época colonial ”, relató.
Actualmente, ese tramo de camino que une las localidades de SAO/Las Grutas y Puerto Lobos- aproximadamente unos 180 kilómetros por la costa-, es popularmente conocido como “El Camino de los Pulperos”, ya que es el lugar donde la pulpeada alcanzó su gran auge, allá por las décadas de 1950 y 1960.
Hoy, aunque de manera diferente a la empleada en aquellos tiempos, son muchos los pulperos que siguen con la actividad en la Patagonia. “Actualmente, el acarreo se da a otro nivel, hay personas que ponen el vehículo para llevar a los pulperos a las zonas de pulpeada y les pagan con parte de sus capturas. Hay quienes siguen comprando para revender, y están aquellos que extraen y venden lo que capturan”, comentó Cinti.
“Si bien lo positivo es que es un método de extracción distinto, de bajo impacto, lamentablemente, se desarrolla en condiciones de mucho sacrificio, y es de muy baja remuneración”, concluyó.
En el 2019 se estableció que 60 familias vivían de la extracción de pulpos y por eso el gobierno rionegrino levantó una planta procesadora la cual iba a beneficiar a 15 personas. Aún la misma sigue sin la actividad que se estableción desde un primer momento.
La construcción comprende una superficie total de 104 m2 de edificación, incluyendo un local propio de venta y contó con un aporte de más de $ 4.700.000. Actualmente la municipalidad es la que solventa los servicios sin recibir beneficio alguno.
El trabajo fue llevado a cabo por investigadoras en Biología y Antropología del Centro Nacional Patagónico del Conicet y de una unidad de investigación con sede en París quienes reconstruyeron la práctica de estos trabajadores en en la costas de Chubut y de Río Negro.