El 1 de marzo, por tanto, se presenta como una jornada de doble homenaje: uno a los trabajadores ferroviarios, quienes fueron clave en la construcción de la infraestructura y el transporte del país, y otro a los que, en diferentes modos de transporte, contribuyen al desarrollo y la conectividad de la provincia y la nación.
El gran promotor de la ley de Fomento de los Territorios Nacionales para el desarrollo de la Patagonia fue Exequiel Ramos Mexía, ministro de Agricultura, luego de Obras Públicas, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta.
La construcción del ramal ferroviario Puerto San Antonio-Lago Nahuel Huapí fue parte de una obra inconmensurable, que preveía la traza de los ramales Comodoro Rivadavia-Colonia Sarmiento y Puerto Deseado-Colonia Las Heras.
A su vez, estas tres líneas serían los enlaces de los puertos patagónicos con otro ramal de orientación norte-sur, a trazarse en la región andina. Este proyecto colosal, además, contemplaba el cruce de la cordillera de los Andes, en busca de los puertos chilenos de Valdivia y Puerto Montt sobre el océano Pacífico.
Aunque hacia 1909 no era nada fácil imaginar la consumación de semejante faena, el impacto de la obra cambió para siempre la vida del pueblo que nacía.
Desde los primeros días, “la construcción” -como se la empezó a llamar popularmente- arrancó sin tregua, a pasos agigantados.
Tanto fue así que el 4 de abril de 1909, a menos de cinco meses de su inicio, se puso sobre rieles la primera locomotora a vapor. Y en una jornada de gloria para todos, la máquina marchó hasta el kilómetro 12 de la línea ferroviaria ya construida.
