Los playeros rojizos, aves migratorias reconocidas por realizar uno de los viajes más extensos del mundo desde el Ártico canadiense hasta el sur de Tierra del Fuego, están enfrentando una disminución alarmante en su llegada a la Bahía de San Antonio.
Estas aves recorren aproximadamente 32 mil kilómetros al año, pero las cifras actuales revelan que solo alrededor de 1.300 ejemplares llegan a esta parada crucial en su travesía migratoria. Los científicos dedicados al estudio de esta especie advierten que se encuentra en peligro de extinción.
En años anteriores, solían arribar a la bahía bandadas compuestas por hasta 20.000 playeros rojizos. Sin embargo, los números actuales son preocupantes y resaltan la dramática caída de la población de estas aves. Los investigadores están utilizando dispositivos de rastreo para estudiar el comportamiento migratorio de las aves y determinar las posibles causas de estas fluctuaciones poblacionales.
Según los registros iniciales, aproximadamente el 50% de la población de playeros rojizos pasaba por la Bahía de San Antonio, donde descansaban durante un máximo de 45 días para reponer energías, aumentar de peso y completar la muda de su plumaje. Sin embargo, las cifras actuales indican que solo alrededor del 25% de la población total realiza esta escala en el área, a pesar de su ubicación estratégica en una zona de gran atractivo turístico en el este de Río Negro.
La bióloga Patricia González, de la Fundación Inalafquen en San Antonio Oeste, ha señalado al medio regional Río Negro, que pueden haber múltiples razones para la disminución de estas aves migratorias. Algunas de ellas son difíciles de explicar, mientras que otras se pueden atribuir a factores como el aumento de aves rapaces, incluyendo los halcones peregrinos. La presencia de estas rapaces puede generar cambios en el comportamiento de las bandadas de playeros rojizos, ya que las aves migratorias modifican sus estrategias para evitar posibles ataques. La amenaza no solo proviene del riesgo de ser presa de los halcones, sino también de la percepción de cualquier tipo de amenaza que pueda alterar su ruta migratoria.
Otro factor que podría estar afectando la llegada de las aves migratorias es la perturbación en la playa durante la ventana de tiempo ideal para su alimentación. Si persisten los disturbios durante este período, las aves se trasladarán a otras áreas donde el alimento puede ser de menor calidad energética, pero donde puedan alimentarse sin interrupciones. La bióloga González explicó que los playeros rojizos se alimentan de invertebrados marinos como mejillones, almejas y poliquetos, los cuales no están disponibles de manera uniforme a lo largo de toda la costa y solo son accesibles durante la marea baja en las zonas intermareales. Por lo tanto, si se les impide acceder a su fuente de alimento durante estos momentos críticos, las aves se ven privadas de la oportunidad de alimentarse adecuadamente.
Es importante destacar que cualquier cambio en la ruta migratoria de estas aves puede tener un impacto significativo en su supervivencia. Cada punto a lo largo de su recorrido puede presentar desafíos y perturbaciones que afecten a las bandadas. Por esta razón, los científicos están abordando el estudio de esta especie de manera integral, diseñando estrategias conjuntas para comprender y mitigar los factores que amenazan su existencia.
La situación actual de los playeros rojizos en San Antonio Oeste es un llamado de atención para la conservación de estas aves migratorias. La protección de su hábitat y la implementación de medidas para reducir las perturbaciones y garantizar un acceso adecuado a su fuente de alimento son cruciales para su supervivencia a largo plazo. La comunidad científica y las autoridades locales están uniendo esfuerzos para promover la conservación de esta especie en peligro de extinción y asegurar que las futuras generaciones puedan admirar el majestuoso vuelo de los playeros rojizos en la Bahía de San Antonio.
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