Si no acordamos un conjunto de nuevas reglas de juego que den garantías de transparencia a los ciudadanos, la crisis de confianza en la política no podrá revertirse. Las mediciones más recientes muestran un deterioro de la confianza en los partidos políticos y en los políticos.
Dice el politólogo latinoamericanista Pablo Mieres que “el malestar ciudadano con los políticos tiene, a nuestro juicio, múltiples causas. En primer lugar, la ausencia de respuesta efectiva a problemas muy relevantes que afectan la vida cotidiana, puede ser uno de los factores del deterioro en el apoyo a los políticos”.
Agrega “la gente percibe que los problemas principales que afectan su vida cotidiana no son resueltos por quienes están a cargo de la conducción. No es casual que el gobierno obtenga bajos niveles de apoyo desde hace ya un tiempo extenso. La satisfacción de los ciudadanos con el desempeño gubernamental es reducida, y la mayoría se siente insatisfecha”.
Es el problema a resolver de cualquier estamento de los gobiernos, tanto nacionales, como provinciales y municipales.
Los partidos comenzaron su rueda de cara a las elecciones, cada contienda trae aparejado quien llevará el rol de la representatividad y seguramente observar cómo encarar “lo anti”, hoy tenemos “anti peronistas”; “antimacristas”; “anti” de los dos, ese es el nivel de satisfacción del ciudadano hoy, ser “anti”.
Un lúcido Hugo March, escribió recientemente “¿Qué significa ser “Anti”?, porque estar en contra de una idea, de un objeto o situación es humano y natural, pero ser Anti, por ejemplo Anti Drogas, Anti Corrupción, Anti K, Anti Cambiemos, etc. etc. ¿Qué es? Pues si se trata solamente de obstaculizar algún suceso, proceso, idea, trabajo o lo que fuere, no tiene en sí mismo ninguna significación”.
Manifiesta March que esto no es una forma de ser y explica “los movimientos anti siempre terminan potenciando aquello a lo que se oponen, y generalmente producen los mismos resultados que los obtenidos por métodos violentos, pues lo primero que generan es el germen de la contra idea, y de esta manera el círculo no tiene fin y el control lo siguen teniendo los mismos sectores de poder”.
Si esto no es lo más parecido a la realidad actual, estoy viviendo en otro país.
Pero ambos escritores, expresan en algún sentido que la crisis de confianza está directamente vinculada con la gestión gubernamental y su incapacidad de responder a los principales problemas de la gente y acontece en todos los ámbitos, sin igual.
Es por eso que se suceden los acontecimientos del que somos testigos y por, sobre todo, vemos como espectadores, la pelea entre los grandes poderes.
Uno de los poderes es la política y el ganar espacios o no perderlo. Por eso las elecciones a medio término son importantes para los partidos.
Por ejemplo, el radicalismo puede perder el último eslabón de representatividad nacional en Río Negro y por ello se ven que las internas son tan importantes, pero desde JSRN advirtieron esta complicación del lado de los “centenarios” y con ello trajo aparejado elucubraciones interesantes.
Una de ellas que Direne responde a los intereses políticos de Weretilneck ¿será tan así?. El ex gobernador tendrá que verles las caras en pocos días a su mesa directiva y comenzar la estrategia electoral y no caer en la profundidad de la grieta como en el 2017.
El radicalismo dirimirá con Tortoriello, que llevará como aliado al “pichetismo” rionegrino y con alcances en San Antonio. Los representantes justicialistas del ex senador arman una alquimia entre derrotados eternamente, desencantados y huérfanos del peronismo local.
No es nuevo, el mismo Casadei en su discurso inaugural habló que en su gabinete aglutina a gente del PRO, del radicalismo, del peronismo, ex PPR y socialistas con los de JSRN.
Casadei, como guía de una fracción, agrupó bajo su liderazgo a todos esos sectores que él mencionó.
Lo que sucede en San Antonio es simplemente una crisis de representatividad y hay quienes desesperadamente buscan el amparo de un liderazgo. Lo resumió el ex secretario de gobierno Railefe, dijo que hoy tenemos funcionarios oficialistas y no “juntistas”.
Aparentemente Tortoriello que ya conformaba su mesa partidaria de apoyo en esta zona atlántica, parecería que se va ampliando. Además, el ex intendente valletano, conglomera “celestes pro vida” porque siempre militó en contra de la ley del aborto.
Justamente esta semana Arabella Carreras tiene la misión “de seducción” para atraer la corriente evangélica, ya arrancó con reuniones. Esa es la misión política de la mandataria provincial, luego que Weretilneck votara a favor de la interrupción legal del embarazo y los mismos pastores, enviaran una nota “rompiendo” con el actual senador de JSRN.
Precisamente estos días, el discurso de Carreras quedó opacado en la asamblea legislativa por el rompimiento del bloque del peronismo rionegrino, los que se fueron con Sergio Massa armando el Frente Renovador con representatividad parlamentaria.
El justicialismo rionegrino no puede mantener agrupada la tropa y siguen sumidos su ADN: la eterna interna provincial (y local).
Cae justa la frase, siempre vigente, del pensador del justicialismo John Williams Cooke “Los pactos políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe, aunque sean convenientes”.