La reciente reunión con Pablo Marín, presidente de YPF, en Viedma, marca un punto de inflexión para la costa atlántica rionegrina.
El anuncio de la inversión en la licuefacción del gas natural proveniente de Vaca Muerta es una señal clara de que la región está a punto de transformarse. Sin embargo, esta transformación no será sencilla ni inmediata, y requerirá un esfuerzo coordinado entre todos los niveles de gobierno, las empresas privadas y la comunidad local.
El encuentro contó con la presencia de intendentes y legisladores, entre ellos Adrián Casadei, quien destacó algunos aspectos clave mencionados por el CEO de YPF. La sorpresa fue grande cuando el directivo demostró un conocimiento profundo de la región, comparable o superior al de los propios residentes.
Esto no es casualidad; los estudios que se han venido realizando durante mucho tiempo, en sintonía con el desarrollo del oleoducto, son fundamentales para que los inversores tengan claro dónde colocar su dinero.
El senador Alberto Weretilneck ha demostrado ser un obrero de la política, liderando gestiones decisivas para atraer inversiones a la provincia. Su dedicación se extiende también al sector minero, con la inminente audiencia pública en Jacobacci para iniciar la extracción de oro en Calcatreu, un paso importante para diversificar la economía provincial.
La costa atlántica de Río Negro, históricamente postergada en comparación con el Alto Valle y la zona andina, tiene ahora la oportunidad de integrarse plenamente al polo productivo provincial. Sin embargo, para que esto sea una realidad, es necesario un proyecto integral que contemple la expansión de servicios esenciales como educación, salud, seguridad, infraestructura vial, agua y energía. Este fue el eje de la conversación entre Weretilneck con los intendentes y ministros.
El crecimiento poblacional, especialmente en Sierra Grande, será inevitable si se concretan estas inversiones. Pero con este crecimiento vienen también enormes desafíos. Los gobiernos: provincial y municipales, deberán enfrentar una tarea titánica para garantizar que el desarrollo sea sostenible y equitativo.
Hoy, las finanzas provinciales y municipales no están en condiciones de asumir por sí solas el costo de estas inversiones. Será concluyente que los gobernantes demuestren habilidad para asociarse con el sector privado, buscando soluciones innovadoras que permitan dar respuesta a estas necesidades. La municipalidad de San Antonio Oeste, por ejemplo, enfrenta serios problemas de financiamiento y una baja en la recaudación, reflejo del estancamiento económico actual.
Es imperativo que comencemos a repensar muchas de las políticas actuales para establecer un nuevo marco de referencia y recuperar la iniciativa. La costa atlántica rionegrina no puede seguir siendo la gran postergada. El momento de actuar es ahora, y dependerá de todos nosotros hacer realidad este nuevo horizonte de oportunidades.