“A la verdad hay que saberla a toda costa: la verdad sobre nosotros mismos y sobre los demás, aceptando con humildad que la verdad conocida es sólo una aproximación a la verdad real” (Ramón Carrillo).
El coronavirus, protagonista casi exclusivo este año, apareció en San Antonio Oeste. Justo a los cinco meses del decreto del intendente Casadei que declaró cierre de los accesos. La región por ese tiempo se mantuvo indemne al COVID19.
Hoy las personas se despiertan pensando que pueden ser alcanzadas por el contagio, el lógico temor se apoderó de la mayoría y como acontece en estos tiempos, las redes sociales son el reflejo del pensamiento (bueno y malo) de la gente.
Las sociedades no cambian en ese aspecto, siempre hubo y habrá, por un lado inquisidores y por el otro indulgentes. Dice el dicho shakesperiano “el miedo, saca lo peor de nosotros” y eso sucedió esta semana, y seguirá ocurriendo.
Por el inexorable crecimiento de los contagios en Río Negro, es probable que alcanzará a la mayoría de los municipios, es por eso que San Antonio no fue la excepción.
El intendente Casadei no se vio sorprendido, estaba entre las posibilidades inmediatas, después que en Conesa se expandiera considerablemente. El nexo de los sanantonienses con los conesinos es constante y eso condujo al virus hasta nuestra zona.
Este contexto deja al sistema de salud sin margen, por más aceitado que se tenga el mecanismo, nadie está preparado para esto, se aprende sobre la marcha, cuando la situación traspasa la puerta y evidencia notablemente la falta de estructura del sistema.
Pedro Pesatti, en un posteo ayer a los viedmenses mencionó que “tanto en Conesa como en San Antonio Oeste no existe el nivel de complejidad que existe en Viedma” ante la llegada de pacientes de gravedad quienes van ocupando camas de terapia intensiva en la capital. Aclara el intendente “esto ha sido siempre”.
Esta semana el mismo JSRN impidió la discusión en el parlamento, de la posibilidad de incorporar en el presupuesto provincial del año próximo, la implementación de una terapia intensiva para el hospital “Aníbal Serra”, a pesar que atravesó por las tres principales comisiones (presupuesto, sociales y constitucionales), en las mismas tuvieron votos favorables, pero a la hora de la labor parlamentaria, la mayoría del oficialismo imposibilitó el tratamiento.
Esta es una nueva y sempiterna demora. El proyecto era en conjunto, los dos parlamentarios, Noale y Gemignani, expusieron de manera notable en las comisiones mencionadas. Ambos legisladores, quienes sufrieron en carne propia, por la falta de esta complejidad sanitaria, ellos perdieron a familiares directos y pudieron dar cuenta en sus alocuciones, de la carencia de esa infraestructura.
También Casadei apoyaba esta iniciativa, el mandatario comunal tiene incluso el terreno para la construcción de una UTI.
Este nuevo rechazo no frustró a los representantes, Noale puso a consideración de la ciudadanía un pedido de voto de confianza a través de internet y hasta ahora tiene casi cinco mil firmas, como también esta iniciativa tuvo un amplio apoyo popular, en el segundo municipio turístico más importante de la provincia.
Lamentablemente desde Salud local y provincial hablan de que por ahora es imposible, pero esta semana apareció la contradicción: en Jacobacci empezó a funcionar un equipo de terapia intensiva.
La ciudad de la línea sur tienen muchos menos habitantes que San Antonio y el equipamiento que recibió es nuevo, la legisladora Herrero, ex directora de ese nosocomio, señala las bondades de lo instalado en la pequeña UTI y como lo dice el aforismo, expresó “por algo se empieza” y con justa razón celebró este avance.
Pero aquí es todo lo contrario, como es público conocimiento, los dos respiradores que tenía en San Antonio, fueron a parar a Viedma «para centralizar la complejidad”.
El gobierno tenía una oportunidad en estos tiempos de dar un espaldarazo al sanitarismo de la costa atlántica rionegrina. Pero continúa la postergación.
Nuevamente esperar que algún día se pueda acceder a mayores prestaciones, hoy está en falta y con grandes necesidades. La política y la pandemia dejan aún más, la salud desnuda.