Hubo apertura de temporada en Las Grutas y, como cada año, se renuevan las expectativas, aun cuando los precios en el exterior resultan más competitivos y siguen siendo atractivos para el turismo que puede permitirse unas vacaciones. No todos podrán hacerlo. Durante el fin de semana extra largo, apenas un 3% de los argentinos pudo disfrutar del descanso. En Río Negro, las cifras no superaron en promedio el 60% de ocupación.
Además, el movimiento fue mayoritariamente regional, lo que indica que ese mismo turismo será el que arribará a la costa atlántica rionegrina durante el verano. Es sabido que, en otras épocas, Las Grutas alcanzaba para los primeros días de diciembre niveles de reserva superiores al 50%; hoy no llegan al 30%, y eso preocupa.
Seguramente, con el correr de los días y el buen clima pronosticado, la temporada pueda ubicarse en un rango de “regular a buena”, como se suele comentar en las mesas de café entre quienes debaten sobre el destino.
Es cierto que Las Grutas no ofrece, desde hace años, propuestas importantes o diferentes: solo sol y playa, servicios gastronómicos correctos pero sin mejoras de categoría, y las actividades tradicionales de cada verano. El turista que ya conoce sabe con qué se encontrará, y quien nunca estuvo puede hallar algunas particularidades respecto de otros sitios, aunque nada superlativo.
Tampoco el sector empresarial apuesta a un salto de calidad: no arriesga ni invierte en emprendimientos que generen una perspectiva renovada para el turismo. A esto se suma la atención y los servicios: muchos establecimientos aún carecen de eficacia y de una buena disposición hacia el visitante.
¿Cómo se revierte esta situación? Con trabajo, políticas y normativas claras. Con instituciones intermedias fortalecidas y dinámicas. Sin embargo, lo consuetudinario parece dominar. Se nota, por ejemplo, en las acciones del EMPROTUR durante presentaciones y ferias: no se percibe un verdadero esfuerzo por destacarse. El ATUR, por su parte, todavía no mostró iniciativas relevantes de promoción ni trabajos articulados con el resto de la costa. Nombrarán directores por región, pero quien estaría destinado a la zona costera ni siquiera conoce bien la idiosincrasia del lugar que debe representar.
Se anunciarán novedades en materia de turismo provincial. El ATUR tomará el rol que alguna vez tuvo la cartera conducida por muy buenos ministros y secretarios. Una cierta élite asume ahora esas riendas, y Las Grutas ni siquiera parece estar incluida en el atalaje de ese carro.


