La precariedad de gran parte de la flota pesquera, advertida desde hace más de tres años por inspecciones nacionales, su situación actual, se puso de manifiesto en lo que sucedió con el pesquero Golfo Azul.
Lo que ocurre en San Antonio Oeste es el reflejo de la política pesquera que lleva adelante este gobierno provincial, que no es muy diferente a lo que venía aconteciendo con el gobierno radical.
Bridi, quien es el “señor de la pesca” en la provincia, un hombre siempre vinculado al poder de turno, siquiera apareció para saber de las condiciones de los tripulantes y en que consistió el escenario de algo que fue gravísimo: el hundimiento de un barco que, por milagro, se salvaron los ocho tripulantes.
Desde el ministerio de Producción y Agroindustria, que conduce Banacloy, no apareció nadie en la localidad y debieron apelar a Gustavo Rubio, director de pesca, su representante local, que informe al respecto.
Los pescadores, la fuerza motora de una de las fundamentales economías de San Antonio Oeste, pilar de una de las temporadas en la región atlántica, en la cual cientos de familias viven y trabajan de la misma, verdaderamente no se sienten representadas por quienes hoy conducen políticamente la pesca.
Luis Noale se cansó de solicitar por nota que la legislatura convoque a la comisión especial de pesca. Ni siquiera con este acontecimiento habría un llamado al respecto.
Tanto el legislador del FDT, como el intendente Adrián Casadei, fueron quienes dialogaron y estuvieron al tanto de todo. El jefe municipal será otra vez, el puente para que conversen los sindicalistas, con autoridades de provincia.
Los gremialistas acudieron al mandatario municipal, porque saben que tendrán una respuesta, pero quienes realmente deben dar esas respuestas: subsecretaría de pesca, secretaría de trabajo y Prefectura Naval.
Ya conocemos como puede terminar esto que sucedió: las culpas son de los otros, no de la política pesquera, ¿cómo se sabe?, porque la misma persona está hace 30 años manejando la pesca rionegrina. Con todo lo que hace años sobreviene y el contexto sigue exactamente igual.
Algún momento la municipalidad de San Antonio Oeste, su gobierno, debe estar en la mesa de decisiones, porque está visto que esencialmente, las determinaciones de la economía pesquera deben pasar por la localidad y no solo por un burócrata en Viedma.
Las promesas de campaña, de que la subsecretaría deberá estar en San Antonio, se las llevó el tiempo y nunca se concretó.
¿Tendremos que esperar otra desgracia para que se den cuenta? ojalá que no, que la gobernadora Carreras o el senador Weretilneck entiendan de una vez por todas, que las medidas sobre el fondo pesquero, de los permisos, disposiciones y de la implementación de las resoluciones se tomen aquí y no en un escritorio en la capital rionegrina.
Que se tenga continuidad en las convocatorias la Mesa del Consejo Provincial Pesquero y que el representante ante el Consejo Federal sea de San Antonio Oeste.
Se debe terminar que la agenda de la economía pesquera se maneje lejos de donde suceden los acontecimientos que atañen exclusivamente a los sanantonienses.
Carlos Soria, en una entrevista con medios locales, en plena campaña para la gobernación, mencionó que, en el contexto general de las economías regionales, la pesca rionegrina tenía muy poca incidencia sobre el total financiero de Río Negro, pero manifestó “para San Antonio es muy importante, no solo que es importante, sino esencial, y si es esencial para un rionegrino, es esencial para el gobierno, porque se trata de los trabajadores que le ponen el hombro a la provincia y eso tiene un valor incalculable, se debe atender de igual manera, como se atiende a todo el resto de la economía rionegrina”.
Esa pequeña frase encerraba una realidad que solo una persona como Soria podía englobarla, y sobre todo, expresaba el pensamiento del sanantoniense respecto a la pesca.
Sería importante, que esta realidad que hoy vemos, cambie de una vez por todas y que no tengamos más zozobras.
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