HISTORIAS SANANTONIENSES. SE HA INCORPORADO A LA VIDA DE LOS SANANTONIENSES QUE LO TOMAN COMO REFERENCIA
Por un raro misterio de los pueblos existen verdaderos hitos que se convierten en referencias y que perduran a lo largo del tiempo. Ya sean casas, comercios, esquinas, que casi todos saben dónde están ubicadas.
Lo raro del caso que nos ocupa esta nota es que el protagonista sea un árbol, en este caso un Gualeguay, y que tenga nombre propio, pero olvidando la especie a la que pertenece, porque para todos, incluso para los turistas, es el arbolito de Salas. Es famoso, es querido y es muy nombrado. ¿Quién no ha estado en las tardes de verano bajo su sombra amiga tomando algunos mates? Es que el viejo arbolito ha sido confidente de muchas conversaciones y ha sabido guardar muchos secretos.
Cerca nomás de Punta Verde se enseñorea frente a la ría y ya es parte de la historia cotidiana de San Antonio Oeste.
Tiene notas, artículos poemas y hasta una canción alusiva. El ingeniero y músico Natalio Mirensky le escribió la letra de una canción muy conocida: “Gualeguay don Salas”.
Se sabe que lleva ese nombre en homenaje a Oscar Salas, un reconocido pescador del pueblo que –según dicen los memoriosos- plantó seis ejemplares de esa misma especie, para dar sombra en el lugar.
El escritor y poeta José Juan Sánchez, en un ameno libro de su autoría titulado “El pueblo que no quería morir”, dejó unos hermosos versos glosando a este referente indiscutido y pintoresco, que supo titular “El arbolito de Salas”.
“Sentado entre los pedreros
De su amada Punta Verde,
Cerca de la mata grande
Donde remienda sus redes.
Pleno su tarro de pulpos
De cuevas que no parecen
Siguiendo un rastro invisible
Que solo el baqueano advierte.
Nunca se moja los pies
Y el tarro está lleno siempre
Pesca en todas las mareas
Luna menguante o creciente
Conoce como muy pocos
El secreto de los peces.
El horno de los veranos
Espada de rayos crueles
Incentivó al pescador:
Plantó un arbolito verde
Que creció sin ansiedad
Escondido cual un duende.
El arbolito de Salas
Como lo llama la gente
Es canto de soledad,
Emblema de Punta Verde
Muy cerca del cangrejal
En donde el mar se detiene
Dando un beso al terraplén
Que hace de cuna a los rieles.
No quiere mirar atrás
Quiere soñar y no puede
Esos tiempos venturosos
Que por infamia ya no vuelven
Cuando arrojaba su espuma
Ante el paso de los trenes”.
Historias simples y sencillas de los pueblos chicos. Personajes inolvidables del ayer. Allí también don Sajarchuk, y tantos otros. Sin embargo, el arbolito de Salas sigue en pie. Qué Dios lo conserve.
Jorge Castañeda (Escritor – Valcheta)