Científicos del CENPAT demostraron que esta especie invasora presenta un comportamiento altamente agresivo que afecta las abundancias de especies nativas de la región
Las especies invasoras constituyen uno de los principales problemas para la conservación de los ambientes marinos y están entre las principales causas de reducción de la biodiversidad. En el año 2003 fue reportado por primera vez en las costas patagónicas el llamado cangrejo verde (Carcinus maenas), un crustáceo originario del Atlántico Norte conocido por su voracidad depredadora, que le permite ser una de las especies invasoras más exitosas del planeta. Hace unos años, científicos del CENPAT- CONICET comenzaron a observar una importante merma en la población del caracol comestible Buccinastrum deforme, por lo que abordaron una serie de estudios para determinar si era este cangrejo el responsable de esta caída en la abundancia de esta especie de caracol. “A partir de un proyecto de pesquerías de caracol, buscábamos caracterizar cuáles eran los sitios dentro de los golfos norpatagónicos que tenían las características para ser considerados stocks de pesca de este recurso. En estos sitios teníamos conocimiento de la abundancia de los caracoles obtenidas de proyectos previos y de observaciones de pescadores artesanales, ya que venimos estudiando hace cerca de 2 décadas esta especie de interés pesquero. Este caracol tiene la característica de ser carroñeros, por lo que se los pesca con trampas cebadas, generalmente, con carne podrida. Al captar la señal olfativa de un animal muerto, van en su búsqueda para alimentarse, incluso a grandes distancias. Cuando empezamos a colocar las trampas para obtener las muestras en sitios donde teníamos registros de altas abundancias, obtuvimos bajas o nulas captura de caracol, al mismo tiempo que mucha cantidad de cangrejos”, explica Federico Márquez, investigador del Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR-CONICET).
Voracidad
En este contexto, los investigadores comenzaron a observar también una importante mortandad de estos caracoles sobre la playa de Puerto Madryn, muchos de los cuales presentaban un mismo patrón de marcas y roturas sobre la concha, que se asemejaban a signos de depredación del cangrejo verde. “Nos preguntamos cómo podíamos determinar si esos caracoles que están muertos en la playa han sido depredados por el cangrejo verde. Para eso buscamos algunos caracoles y cangrejos para realizar un experimento en acuarios. Luego de dejar hambreados a los cangrejos por un corto periodo de tiempo, les ofrecimos los caracoles. Lo que observamos fue que tenían una voracidad terrible, inmediatamente los empezaban a manipular con sus pinzas, rompiendo la concha para acceder al tejido blando”, indica Andrés Averbuj, investigador del Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR-CONICET).
Los experimentos realizados en el Bioterio del CENPAT revelaron que el cangrejo verde reaccionó a la presencia de los caracoles en segundos, en todos los casos, atacándolos inmediatamente después de entrar al acuario.
“Los cangrejos atacaron primeramente al pie del caracol antes de que se retrajera, o sujetaron la concha intentando romperla. Si el ataque al pie tuvo éxito, el cangrejo cortaba el con sus pinzas el opérculo protector para extraer el cuerpo. Cuando el caracol lograba retraer el pie, el cangrejo rompía el labio de la concha, el ápice o ambos si era necesario, logrando su objetivo en todos los casos”, detalla el trabajo publicado en la revista internacional Regional Studies in Marine Science por Márquez y sus colegas del IBIOMAR: Soledad Zabala, Verena Bökenhans, Mariano Cumplido, Gregorio Bigatti y Andrés Averbuj.
Cambios irreversibles
El caracol Buccinastrum deforme es una de las tres especies de gasterópodos marinos con mayores desembarques comerciales declarados en Argentina. Es consumido localmente y comercializado a grandes centros urbanos. De todas maneras, la pesca de caracoles marinos constituye una actividad informal en la región patagónica, ya que no se ha establecido una pesquería comercial estable. “No hay una pesquería formal por detrás y por lo tanto no está muy controlada, entonces no se sabe bien cuáles son las capturas reales del recurso. Sí se conoce que es altamente pescado en Patagonia norte (Río Negro y Chubut) y que hay un comercio interno”, agrega el especialista del CENPAT.
Finalmente, Federico Márquez asegura que “lo que es novedoso de nuestro trabajo es demostrar por primera vez la interacción del cangrejo verde con especies nativas”. A partir de la introducción del cangrejo verde en Patagonia, la biodiversidad, en particular de moluscos, crustáceos y anélidos, tienen un riesgo potencial de pérdida. Estamos viendo que la abundancia del caracol está siendo afectada por la presencia de esta especie invasora. La capacidad de dispersión del cangrejo verde, además de su fuerza depredadora y voracidad, podría poner en peligro la pesquería artesanal de Buccinastrum deforme y de otras especies comerciales y nativas generando cambios irreversibles en los ecosistemas costeros de la Patagonia Atlántica”.