El proyecto impulsado por Southern Energy S.A. y un consorcio de petroleras argentinas convertirá a Río Negro en un polo exportador de gas natural licuado antes de 2028. En paralelo, YPF avanza en su megaplan con ENI y ADNOC para consolidar la expansión internacional del GNL de Vaca Muerta.
El Golfo de San Matías se prepara para vivir una transformación histórica. En sus aguas, frente a la costa atlántica de Río Negro, se desplegará en los próximos años el primer polo argentino de exportación de gas natural licuado (GNL), impulsado por Southern Energy S.A. (SESA) junto con la noruega Golar LNG. El proyecto marcará el inicio de una nueva era energética en el país, al convertir el gas de Vaca Muerta en un producto de exportación directa hacia los mercados internacionales.
La iniciativa, que ya cuenta con cronograma, inversión y contratos firmes, posiciona a Argentina en el mapa global del gas licuado, anticipando en varios años la estrategia que YPF desarrolla en paralelo con socios internacionales.
El primer polo argentino de GNL
El desembarco de Southern Energy en el Golfo de San Matías representa un salto inédito para la industria hidrocarburífera nacional. El consorcio SESA, integrado por PAE, YPF, Pampa Energía y Harbour Energy, tiene como meta iniciar exportaciones antes de 2028. Para ello, contará con el apoyo tecnológico y logístico de Golar LNG, líder mundial en plantas flotantes de licuefacción.
El veterano buque Hilli Episeyo, que hasta ahora operaba frente a las costas de Camerún, iniciará una nueva etapa en Argentina. Según el último balance de la firma noruega, el buque dejará África en 2026 para someterse a una renovación integral y trabajos de extensión de vida útil en el astillero Seatrium, en Singapur. Luego, llegará al país en 2027 para comenzar un contrato de 20 años en la costa rionegrina.
El acuerdo le reportará a Golar un EBITDA anual base de 285 millones de dólares, cifra que refleja la magnitud del negocio. La llegada del Hilli marcará el puntapié inicial del polo gasífero argentino sobre el Atlántico Sur.
Un segundo buque y una inversión de 2.200 millones de dólares
El proyecto no se detiene allí. En el mismo golfo operará el MKII FLNG, una plataforma aún más moderna, actualmente en proceso de conversión en el astillero CIMC Raffles, en China. Este buque contará con una capacidad de licuefacción de 3,5 millones de toneladas por año (MTPA) y una inversión total de 2.200 millones de dólares.
SESA confirmó que la Decisión Final de Inversión (FID) se adoptará durante el tercer trimestre de 2025. Según fuentes empresariales, todos los permisos regulatorios ya fueron aprobados, incluyendo una licencia de exportación por 30 años y la calificación de Inversión Estratégica bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).
El contrato del MKII también se extenderá por dos décadas y generará para Golar un EBITDA anual de 400 millones de dólares, con un componente variable vinculado al precio internacional del gas. Por cada dólar que el precio FOB del GNL supere los 8 dólares por millón de BTU, la compañía sumará 40 millones de dólares adicionales por año.
Un modelo de negocios sin precedentes en la región
El esquema que Golar logró implementar en Argentina es único en América Latina. Además de proveer la tecnología y la flota, la empresa noruega posee un 10% de participación accionaria en SESA, lo que le otorga exposición directa al mercado internacional del gas licuado.
Sumando los contratos de los buques Hilli y MKII, más su participación accionaria, Golar podría alcanzar ingresos adicionales de hasta 100 millones de dólares por cada dólar que el precio del GNL supere el nivel base. En total, el conjunto de ambas operaciones aportará una cartera de ingresos fijos de 685 millones de dólares anuales, antes de los ajustes por inflación y commodities.
Con estos buques, el Golfo de San Matías se convertirá en el punto de salida del gas neuquino hacia el mundo, y en el corazón de un nuevo polo exportador que promete dinamizar la economía rionegrina y nacional.
YPF acelera su megaproyecto con ENI y ADNOC
Mientras el proyecto de Southern Energy toma forma, YPF, bajo la conducción de Horacio Marín, avanza en paralelo con su ambicioso proyecto Argentina LNG, destinado a consolidar la presencia del país en el mercado global del gas licuado.
Luego de la salida de Petronas del acuerdo inicial, la petrolera nacional incorporó a ENI, la gigante italiana, y al brazo internacional de la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC) —a través de su división XRG— como socios estratégicos. Las tres empresas firmaron un Framework Agreement que sienta las bases para desarrollar un plan de inversión que podría superar los 30.000 millones de dólares a lo largo de sus distintas etapas.
Sin embargo, antes de alcanzar la decisión final de inversión (FID), prevista para el primer semestre de 2026, YPF deberá sortear tres desafíos claves:
- La reglamentación definitiva del RIGI, con aplicación específica para exportaciones de gas desde Vaca Muerta.
- La sanción de una ley provincial en Río Negro que habilite la terminal costera de licuefacción y exportación.
- La firma final de tres concesiones no convencionales (CENCH) en Neuquén, que definirán la participación de los socios en los campos que alimentarán la futura planta.
Financiamiento y capacidad proyectada
Una vez superadas esas instancias, YPF planea activar el financiamiento internacional en 2026, mediante un project finance de 17.500 millones de dólares. Ese monto cubrirá la construcción de gasoductos, terminales offshore, unidades flotantes de licuefacción y plantas de separación. El esquema prevé que el 70% de la inversión se financie con deuda y el resto con aportes de capital en partes iguales por los tres socios.
La primera etapa contempla la instalación de dos buques FLNG de 6 MTPA cada uno, con una capacidad inicial de 12 millones de toneladas anuales de GNL, ampliable a 18 MTPA hacia 2030, si se concreta el ingreso de Shell como nuevo actor del consorcio.
Una vez operativo, el complejo podrá procesar 50 millones de metros cúbicos de gas por día, generando ingresos anuales cercanos a 10.000 millones de dólares durante dos décadas.
El rol estratégico de Vaca Muerta
Ninguno de estos megaproyectos sería viable sin la producción estable y competitiva del yacimiento neuquino Vaca Muerta, que se consolida como el corazón energético del país. En esa línea, YPF trabaja en la aprobación de las concesiones Aguada Villanueva, Las Tacanas y Meseta Buena Esperanza, áreas que comparte con Pluspetrol y que podrían pasar parcialmente a manos de ENI y XRG.
Ubicadas en la ventana de gas húmedo de la cuenca neuquina, estas áreas aportarán no solo metano, sino también líquidos asociados —etano, propano y butano— fundamentales para la cadena de valor del GNL.
El gobierno provincial analiza incluir a Gas y Petróleo del Neuquén (GyP) como socio minoritario bajo un esquema “carry”, que no requeriría inversión directa, y un régimen de regalías del 18%, con un adelanto del 3% destinado a obras viales.
Una nueva frontera energética
El desembarco de Southern Energy y la expansión de YPF con socios internacionales configuran un nuevo escenario para el sector energético argentino. Por primera vez, el país está en condiciones de exportar gas licuado desde el Atlántico, transformando su matriz productiva y abriendo un horizonte de ingresos sostenidos a largo plazo.
El Golfo de San Matías se prepara así para convertirse en el símbolo de la era del gas licuado argentino, una etapa que promete redefinir la posición de Argentina en el mercado energético mundial.


