En una noche mágica y llena de tradición, el Gualicho Ballet celebró el cierre de su año artístico en el playón de la costanera de San Antonio Oeste, deslumbrando a la comunidad con su estilizado y tradicional espectáculo que rinde homenaje a las raíces argentinas.
La agrupación, conocida por llevar el nombre de «gualicho», que evoca los salares y las fascinantes historias de los antepasados, se destacó una vez más al fusionar la energía con la danza, mostrando cómo ambas se entrelazan en una expresión artística única.
Facundo Molina, director del Gualicho Ballet, compartió su entusiasmo al cumplir dos años de trayectoria el pasado 15 de diciembre. «Decidimos celebrarlo en Los Tamariscos para que la comunidad fuera parte de este evento. Fue todo autogestionado por la agrupación, recibimos colaboración de diversas personas, y en estos tiempos de dificultades económicas, estas acciones se destacan aún más», expresó Molina.
La agrupación, comprometida con la difusión de las danzas tradicionales argentinas, ha desplegado un esfuerzo notable en los últimos dos años. Molina, quien lleva más de una década impartiendo clases, destacó el papel fundamental de la agrupación en el crecimiento de los bailarines y bailarinas. «La Agrupación se pone al hombro todo lo que hacemos, desde clases hasta presentaciones, para que los artistas vayan creciendo y sumando experiencia», afirmó.
Molina agradeció el compañerismo y la colaboración dentro del grupo, señalando la diversidad de niveles presentes. «Nos llena de orgullo lo que hemos logrado hasta ahora y estamos ansiosos por un año nuevo lleno de proyectos ambiciosos», concluyó Molina, dejando entrever un futuro prometedor para el Gualicho Ballet en el ámbito de la danza tradicional argentina.
Finalmente nos dejó una frase “Somos un salar en el tiempo, gualicho es la salina de mi pueblo, el cóndor de la meseta y el mar mi silencio. Danzamos con el aire y somos la llama de este momento, digo viva la danza y el gualicho un sentimiento bien adentro”.