El médico forense que examinó el cuerpo de Nahiara Soledad dijo que el maltrato físico fue muy importante. Hay que pensar en la participación de al menos una persona por la cantidad de lesiones que tenía. Descartó la hipótesis de un accidente. Los detalles de la autopsia.
Ayer tras los alegatos del juicio por el femicidio de Nahiara Soledad. Entre los imputados están su padrastro Carlos Erbín (39) y Valeria Miranda (21), madre de la menor quien fue hallada sin vida en un paraje rural aledaño a Los Menucos, el jurado popular en Roca los declaró culpables.
El médico forense que examinó el cuerpo de Nahiara Soledad Miranda, de 3 años y 5 meses, describió de forma pormenorizada las 46 lesiones que tenía, de la cabeza a los pies, de distinta morfología, tamaño y antigüedad. Heridas contuso cortantes, múltiples moretones, raspaduras, ulceraciones, cinco fracturas en las costillas, contusiones pulmonares, quemaduras de tercer grado, muchas áreas de alopecia en su cabeza, falta de piezas dentarias que llamaron su atención y asoció a otras heridas en los labios; y una bronconeumonía sin tratamiento.
«Por las múltiples lesiones que tenía, es imposible que hayan sido accidentales», sostuvo el testigo convocado hoy a la tercera audiencia del juicio por jurados que ventila el horror que padecía la nena.
Concluyó que debieron haber sido producidas por al menos una persona, en un contexto de mucho maltrato físico. Los mecanismos para producir las lesiones fueron diversos.
Algunas heridas en Soledad impresionan haber sido ocasionadas por golpes con un objeto alargado y romo. Otras por compresión. Por ejemplo, en los tobillos, donde las lesiones dan toda la vuelta. Posiblemente, producidas con un elemento que los comprimiera a su alrededor. Pudo haber sido una liga, una soga.
Otras escoriaciones impresionan por ataduras o por arrastre. Lesiones en la zona de pelvis y desgarros en las orejas de Soledad. También notó quemaduras, una de las cuales -la que presentaba en la zona de los glúteos- pudo haber sido producida con una fuente de calor seco, sobre una superficie lisa y dura.
Tenía además cinco fracturas en las costillas, las cuales fueron producidas en vida y debieron causarle a la nena mucho dolor e incapacidad para moverse y respirar. «Por esas lesiones, una nena de 3 años debía expresar dolor e impotencia funcional hasta con palabras», dijo el médico.
En los pulmones se observaron contusiones y un cuadro de bronconeumonía sin tratamiento. También, signos de que haya aspirado contenidos gástricos (vómitos).
Algunas de las lesiones halladas en el cuerpo de Soledad tienen una data de entre 1 y 3 días, 1 y 5 días, 1 y 7 días. Otras oscilan entre los 5 y 14 días previos a la realización de la autopsia. Y algunas con cicatriz pueden tener una antigüedad de 3 semanas y hasta 2 años.
Llamó la atención sobre las zonas de alopecia que tenía en su cabeza, hallazgos probablemente producidos por la acción de arrancar el pelo. Y la falta de dientes, como algo infrecuente en niños de 3 años.
Por la cantidad de heridas, el testigo dijo que es difícil determinar cuál de todas ellas le causó la muerte, ya que en la zona de la cabeza hay una multiplicidad de lesiones que fueron enumeradas.
No obstante ello, del análisis interno que realizó sobre el cuerpo de la nena pudo advertir que tenía un hematoma subdural importante en la zona del cráneo, relacionado con alguna de las múltiples lesiones contusas en su superficie.
Tenía menos de 7 días de evolución, porque la sangre ya estaba coagulada pero todavía no cicatrizaba; y pudo causarle una alteración del estado de conciencia. También dificultades funcionales, dolor, nauseas y vómitos.
Por eso, la causa de muerte para el médico forense fue un traumatismo encéfalocraneano, con múltiples lesiones en contexto de maltrato infantil.
«En una nena de este tamaño, 3 años y 5 meses, cualquiera de las lesiones que vimos lo puede producir (al hematoma subdural)», agregó.
Descartaron que se haya producido por lo que se conoce como zarandeo de un niño. Porque además este mecanismo genera evidencias en los ojos de Soledad que no fueron percibidas (signos de hemorragia).
«En el contexto de este caso, lo relacionamos con lesiones traumáticas de distinta antigüedad», reiteró. Y sostuvo que «es imposible que todo este conjunto de lesiones haya sido accidental, de formas distintas, heterogéneas, en distintos estadios evolutivos. Se vinculan a la participación de al menos una persona».
La dejaron morir
Advirtió mucho maltrato físico en el cuerpo de Soledad y descartó que se haya muerto tras caer de una escalera que fue hallada en la vivienda.
Recordemos que su mamá Valeria Miranda y su pareja, Carlos Erbín, dijeron que eso había ocurrido con Soledad. Sin embargo, el médico forense explicó que una nena de 3 años y 5 meses no debería haber sido capaz a esa edad de trepar siete peldaños de 40 centímetros. «Esa habilidad se desarrolla a partir de los 4 años», dijo.
No sólo por la edad y el desarrollo que presentaba. «Soledad estaba con fracturas sumamente dolorosas y quemaduras de tercer grado en curso como para trepar una escalera. Tenía dolor e impotencia funcional», acotó.
En cuanto a la posibilidad de salvar su vida, el testigo indicó que las lesiones que presentaba requerían una atención médica inmediata. Incluso respecto de las lesiones que no fueron mortales, como la quemadura en una mano que pudiese dejarle alguna incapacidad motriz, y la de los glúteos, que hubiesen requerido injertos.
«No se encontró evidencia documental ni física de que haya habido una intervención médica en las lesiones» que tenía la nena», afirmó el testigo. (Fuente
Guadalupe Maqueda de LMNeuquén)