Con los buques Hilli Episeyo y MKII, y un gasoducto proyectado desde Neuquén hasta Río Negro, el país busca convertirse en un nuevo polo exportador de gas natural licuado. Pan American Energy y Southern Energy lideran la iniciativa, que apunta a posicionar a la Argentina en el mapa global del GNL con el respaldo del RIGI y un horizonte de inversiones a largo plazo.
Las reservas de Vaca Muerta son hoy la clave del futuro energético argentino. Su potencial no solo redefine la matriz nacional, sino que también proyecta al país como un jugador emergente en el mercado internacional del gas natural licuado (GNL).
La combinación de tecnología, inversiones e infraestructura permitirá —si los plazos se cumplen— que la Argentina exporte GNL a gran escala en los próximos años. El proyecto Hilli Episeyo, impulsado por Southern Energy y con participación de Pan American Energy (PAE), marca el primer paso de esa transformación.
Durante el evento Energía & Minería, organizado por Ámbito, el vicepresidente de Gas, Energía y Desarrollo de Negocios de PAE, Rodolfo Freyre, ofreció definiciones clave sobre el futuro del sector y el rol estratégico que jugará Vaca Muerta en la transición hacia una matriz exportadora.
Del abastecimiento estacional a la operación continua
Freyre explicó que el Hilli Episeyo será abastecido inicialmente de manera estacional, pero el plan es que, a partir de 2028, cuente con un gasoducto exclusivo desde la formación neuquina hasta la terminal marítima de San Antonio Este, en Río Negro.
“La concepción inicial del Hilli fue usar transporte estacional disponible en el sistema. Eso tenía que durar un momento relativamente corto, para después pasar a una fase de operación continua”, señaló Freyre.
En ese sentido, ya comenzaron los trabajos para conectar el gasoducto Gerela San Martín con el sistema que abastecerá al Hilli Episeyo, una obra clave que permitirá garantizar el flujo inicial de gas durante la etapa estacional y optimizar el transporte desde el corazón de Vaca Muerta.
Según el ejecutivo, esta primera fase permitirá ganar tiempo mientras se completan las obras de infraestructura que garantizarán un suministro constante durante todo el año.
Un mercado competitivo y volátil
El escenario internacional impone exigencias. Freyre destacó que la competitividad será determinante para que Argentina logre insertarse como proveedor de GNL frente a gigantes como Estados Unidos o Qatar.
“Comparando 2024 con 2025, los precios internacionales muestran una caída de 80 a 65 dólares por barril. Ese escenario nos exige ser más productivos y eficientes”, advirtió.
La caída de la actividad de perforación en Estados Unidos —un 10% menos en el último año— demuestra que la tendencia global apunta a optimizar recursos sin frenar la producción.
En ese contexto, la escala de Vaca Muerta se vuelve un diferencial. Solo en 2024, la producción de gas natural en Argentina alcanzó 160 millones de metros cúbicos diarios, de los cuales 125 millones provinieron de la roca madre neuquina.
“Vaca Muerta no llegó a su techo, ni cerca. Todavía hay un enorme margen para crecer”, aseguró el directivo, quien subrayó la necesidad de mantener un trabajo conjunto entre empresas, gobiernos y sindicatos para sostener la expansión.
El RIGI, pieza clave para atraer capitales
Uno de los puntos centrales de la estrategia, explicó Freyre, es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado por el Congreso.
“El RIGI es un elemento fundamental porque elimina trabas impositivas y ofrece seguridad jurídica a los clientes internacionales. Es imposible competir con Estados Unidos si tenemos un 8% de derechos de exportación. El RIGI corrige esa desventaja”, afirmó.
La previsibilidad que otorga este marco regulatorio, junto con la estabilidad fiscal y ambiental, resulta crucial para contratos de largo plazo.
PAE ya obtuvo todas las aprobaciones necesarias para el Hilli Episeyo y avanza en el proceso del segundo barco, el MKII, que tendrá características similares y un horizonte operativo también de tres décadas.
“Cuando le contás al cliente que tenés permisos de exportación por 30 años, estudios ambientales aprobados y el respaldo del RIGI, te miran distinto. Los contratos de GNL se firman a largo plazo y requieren certezas”, explicó.
Gasoducto dedicado y expansión exportadora
El plan de Southern Energy prevé que a partir de 2028 ambos buques —Hilli Episeyo y MKII— cuenten con un gasoducto exclusivo desde Tratayén hasta San Antonio Este. Esa obra, considerada estratégica, permitirá operar los barcos de forma continua y garantizar la seguridad de suministro sin depender del sistema actual.
“Lo que está claro es que necesitamos el gasoducto sí o sí. El Hilli arrancará en modo estacional durante el verano, pero la idea es que pase a operación continua en el primer invierno, con gas proveniente directamente de Vaca Muerta”, indicó Freyre.
El volumen comprometido en los contratos de Southern Energy alcanza los 6 millones de toneladas de GNL anuales por 30 años, equivalente a 9 TCF de gas, frente a los 300 TCF estimados de reservas que posee Argentina.
“Estamos en una fase inicial. El desafío es no dejar esos recursos bajo tierra y convertirlos en valor para todos los argentinos”, agregó.
Una oportunidad estratégica para el país
El interés internacional por el desarrollo argentino del GNL crece a medida que avanza la infraestructura. Con la demanda global en aumento y el foco puesto en la diversificación energética, Argentina podría convertirse en un polo exportador con ventajas geopolíticas y logísticas únicas.
“El interés por un nuevo polo de exportación es muy alto. Argentina aparece como un proveedor confiable y con ventajas frente a otras regiones del mundo”, concluyó Freyre.
Con Vaca Muerta como emblema, el RIGI como marco regulatorio estable y el inicio de las obras que vinculan el gasoducto Gerela San Martín con el Hilli Episeyo, el país comienza a recorrer un camino que podría cambiar su historia energética.
Si los plazos se cumplen, 2028 podría marcar un punto de inflexión: el año en que la Argentina deje de ser solo un productor, para convertirse en un exportador global de energía.


