El represor Gonzalo “Chispa” Sánchez, tiene 69 años y fue arrestado en Paraty, en el litoral sur de Río de Janeiro, el lunes a la tarde.
El ex oficial de la Prefectura durante la dictadura integró el Grupo de Tareas 3.3 de la ESMA.
Justamente el año pasado, en una entrevista en la radio Municipal local, la periodista Miriam Lewin, quien fue detenida y torturada durante la dictadura, recordó el caso de Gonzalo Sánchez, un ex prefecto que la mantuvo secuestrada en la ESMA, y quien en el año 2000 y 2001 estuvo radicado en San Antonio, hasta que fue declarado persona no grata por el Concejo Deliberante local, al conocerse su pasado de torturador y secuestrador.
En ese momento Sánchez trabajó como armador en empresas pesqueras sanantonienses, donde se jactaba de su paso por la ESMA y de sus acciones en la misma.
Eso hizo que haya un repudio de la población y el cuerpo colegiado tomara la decisión por unanimidad repudiar su presencia en la zona.
Comunicado de UNTER
La detención en Brasil del ex oficial de la prefectura y represor Gonzalo «Chispa» Sánchez, uno de los responsables de la desaparición de Rodolfo Walsh, confirma una vez más, que la obstinada lucha por mantener la memoria viva, permite llegar a la verdad y la justicia.
Sánchez se encontraba prófugo desde el año 2005, cuando las investigaciones judiciales lo sindicaban como integrante de los grupos de tareas la ex Escuela de Mecánica de la Armada… él mismo se jactó de participar, como una forma “inteligente” de hacer desaparecer los numerosos cuerpos. A pesar de los testimonios en su contra, este represor logró mantenerse en libertad gracias a la ley de Obediencia Debida y Punto Final, hasta la reapertura de las investigaciones y los Juicios por delitos de Lesa Humanidad en el 2005, cuando se fugó a Brasil.
Luego de tantos años de evadir a la justicia, el represor se creía seguro, viviendo en Río de Janeiro, epicentro del Bolsonarismo, luego del frustrado pedido de extradición en el año 2012, que fue acompañado por la entonces Presidenta de Brasil, Dilma Roussef, pero desestimado por la justicia de ese país, que no tiene normados los delitos de tortura ni asesinato como crímenes de lesa humanidad, por consiguiente los declaró prescriptos.
Sin embargo, el secuestro si es considerado un delito imprescriptible. La coyuntura actual de enfrentamiento entre Bolsonaro con parte de la justicia del Brasil, sumado al regreso en Argentina de las políticas de memoria, verdad y justicia, precipitaron su detención. Ya la cancillería ha logrado agilizar la extradición, para que finalmente Gonzalo Sánchez “Chispa” u “Omar”, el represor comience a purgar la pena que le corresponde con cárcel común y efectiva. Entre tanto dolor y confusión, este 12 de mayo, se transformó en un claro día de justicia.