Esguince cervical o «latigazo cervical”. ¿Qué es y qué consecuencia tiene?

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Estrictamente, el esguince cervical corresponde a un desgarro de alguno de los ligamentos que une las vértebras cervicales, y que produce dolor en la zona de cuello. Sin embargo, es casi imposible confirmar que el dolor se debe específicamente al desgarro de un ligamento, y en la práctica el término “esguince cervical” se usa casi como sinónimo de “latigazo cervical”, pues se asume que es el mecanismo mediante el que aparece el dolor en esos casos. El “latigazo cervical” consiste en la lesión producida por una sucesiva flexión y extensión brusca y excesiva del cuello. La causa más típica y común es un accidente de coche en el que se produce un impacto por detrás, de manera brusca e inesperada. Sin embargo, los estudios científicos  han demostrado que en la aparición (y, sobre todo, persistencia) del dolor atribuido a “esguince cervical” participan más factores: alteraciones en el mecanismo neurológico de respuesta al dolor,  estrés, y factores psicológicos, culturales y sociales, incluyendo los mecanismos de seguro, litigación y compensación de los accidentes de autos.

Síntomas y diagnóstico.

El “latigazo cervical” puede provocar dolor por varios mecanismos puramente físicos: el eventual desgarro de los ligamentos cervicales (que es lo que propiamente constituye un “esguince”), la contractura muscular  (desencadenada por ese desgarro o  por el movimiento brusco e inesperado de hiperflexión e hiperextensión), y la eventual lesión de la “articulación facetaria” en la fase de hiperextensión. El diagnóstico de un “latigazo cervical” es puramente clínico, y suele hacerse mediante la historia clínica y la exploración física. Se sospecha cuando, tras un accidente de coche en el que se ha producido un movimiento de hiperflexión / hiperextensión del cuello, aparece inmediatamente o a las pocas horas un dolor en el cuello y/o cabeza. El resultado de las pruebas complementarias (radiología, RNM, etc.) puede y suele ser normal, o mostrar alteraciones irrelevantes que se observan en muchas personas sanas y que muy probablemente ya estaban presentes antes del accidente y no son responsables de los síntomas.

Tratamiento.

La mayoría de los casos de “latigazo cervical” evoluciona bien y no suponen ningún tipo de riesgo puesto que sólo causa dolor y a veces sensación de inestabilidad de manera transitoria, y no deja secuelas. Históricamente se ha asumido que el dolor causado por el latigazo cervical se debía a un “esguince”, por lo que para evitar que se realicen  movimientos que puedan repetir o agravar el desgarro de los ligamentos el tratamiento habitual incluía inmovilización relativa con un collarín rígido o blando. Sin embargo,  cuando se han analizado los resultados, se ha demostrado que el collarín no sólo no mejora la evolución de los pacientes sino que la empeora, probablemente porque reduce el tono muscular o aumenta la sensación de fragilidad y miedo al movimiento. La educación al paciente enfocada en intentar reducir el reposo y el uso del collarín y fomentar el retorno a una vida progresivamente normal tan pronto como sea posible, la movilización y el ejercicio, son los que disponen de más pruebas que sugieren su eficacia. La cirugía no está indicada en casos de latigazo cervical.

Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra.

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