Finalmente quedaron enterrados los cetáceos en el basural tras la controversia que se generó luego que vecinos viralizaran una cantidad de los mismos depositados al aire libre.
Según pudo saber este medio, la Universidad del Comahue pidió colaboración a la municipalidad para retirarlos y posteriormente enterrarlos, pero desde Servicios Públicos le respondieron que no contaban con volquetes para su traslado.
Es por ello que contrataron privadamente a una empresa para que se hiciera cargo de trasladarlos al basural para ser enterrados, todo costeado por la misma universidad.
Este medio dialogó con Enrique Morsan, director del CIMAS, quien señaló que esa institución no tenía nada que ver con los restos de los delfines y que en ningún momento estuvieron en poder del Instituto que conduce.
Lo que queda aclarado que el CIMAS no tenía nada que ver con el trabajo respecto a la disección y estudio de los cetáceos, mucho menos con su disposición final.
“Optamos por descartarlos allí porque nos vimos desbordados por la cantidad de delfines que nos trajeron. Aparecieron, en total, 37 delfines varados. 35 fueron sometidos a necropsias y los otros dos se analizaron en la playa. Pero como los recibimos por tandas, cuando terminamos de estudiarlos hubiera sido muy complejo devolverlos a la playa para enterrarlos. Por eso, junto a la municipalidad, decidimos llevarlos a una fosa del basural y taparlos con desechos para que se degraden” explicó Paul Osovnickar, el titular de la sede de la Universidad del Comahue (Unco), que fue la que se ocupó de estudiarlos, explicó al Diario Río Negro.
“Los delfines ya se estaban descomponiendo. Porque la primera tanda que recibimos fue de 15. Pero como no tenemos cámaras en la universidad solicitamos las de una empresa pesquera, que los mantuvo refrigerados mientras los íbamos analizando. Todo se complicó cuándo el número creció. Es que luego aparecieron 12, y después 8. Por eso cuando terminamos las necropsias nos encontramos con una dificultad grande, ya que a los animales se les quita la cabeza y se toman muestras de órganos y de tejidos, pero el resto de los cuerpos debe descartarse” relató Osovnickar.
“Como los delfines murieron por la persecución de las orcas y no surgió del análisis ninguna enfermedad llevarlos a una fosa del basural y enterrarlos allí para que se degraden no era algo contraproducente. Y optamos por hacerlo así, en conjunto con el municipio” alegó el titular de la casa de altos estudios al medio regional.
“Entiendo que alguna de las imágenes que se viralizaron, que muestran los cadáveres aún sin cubrir en la fosa del basural, pueden haber herido susceptibilidades. Pero no hay nada irregular en la decisión de llevarlos allí. Las circunstancias hicieron que ésa fuera la mejor opción” justificó Osovnickar.