El delegado gremial del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos, Juan Pablo Gattoni, expresó fuertes críticas a la actual gestión pesquera en la región y advirtió sobre prácticas que –según afirmó– afectan directamente a los trabajadores del sector.
En diálogo con la prensa, Gattoni relató que un pedido formal para acceder a un simple parte de pesca se transformó en “una burocracia sin sentido”, lo que, a su entender, abre la sospecha sobre posibles irregularidades. “Lo único que pedimos fue el parte de pesca para controlar la cantidad de cajones que ingresan y verificar si las liquidaciones están bien hechas. Eso repercute en el pago a la tripulación. En cambio, me entregaron una nota pidiéndome que aclare la legitimidad de la solicitud, como si estuviera reclamando algo indebido. Es ilógico”, señaló.
El dirigente cuestionó que se depositen montos que no se corresponden con la realidad de las capturas. “Nos llegó documentación de que una empresa aportó 83 mil pesos a la obra social por toda la tripulación de un barco. Es imposible, porque el ingreso de carga fue mucho mayor. Entonces seguimos con las mismas modalidades de siempre, como cuando se falsificaban permisos de pesca. Esto no se entiende”, remarcó.
Gattoni aseguró que ya presentó una nota al gobernador y reclamó la destitución del subsecretario de Pesca. “Lo que pedimos es simple y público. No se puede seguir con negocios turbios ni con manejos oscuros. Los trabajadores son los que quedan desprotegidos. Hoy la gente está mendigando subsidios porque la actividad está por el suelo. Si seguimos con esta modalidad, será imposible reflotar el sector”, afirmó.
El sindicalista también reveló que decidió conformar una mesa de trabajo con referentes de distintos rubros. “Estuve del lado del marinero y ahora desde el sindicato sigo viendo las mismas trabas. Por eso armamos un grupo con gente trabajadora que conoce los problemas. Queremos transparencia, no más de lo mismo”, enfatizó.
Respecto a la reactivación de algunas plantas y barcos, Gattoni consideró que se trata de un repunte muy limitado. “Se habla de entre 8 y 10 embarcaciones, pero es muy poco. Y encima, muchos están trabajando a fason, es decir, sólo procesan cabeza y cola del pescado afuera, mientras que los fileteros locales quedan sin tarea. Eso demuestra que no hay control ni voluntad de generar valor agregado en la zona”, sostuvo.
Finalmente, advirtió sobre el impacto social de la crisis. “Las plantas cerradas significan familias sin ingreso. La emergencia pesquera sólo termina favoreciendo a los empresarios de arriba, nunca al trabajador. Necesitamos reglas claras y que la autoridad de Pesca cumpla con su función. De otra forma, seguiremos siempre en la misma situación: con emergencias que benefician a pocos, mientras la mayoría queda a la deriva”, concluyó.
