Recientemente una ballena franca austral quedó varada en Caleta de los Loros y a pesar de algunos trabajos e intentos de mantenerla hidratada no se la pudo reingresar al mar y terminó muriendo después de una larga agonía. El asesor ambiental del Departamento Provincial de Aguas (DPA), Edgardo Intrieri, consideró que hay maniobras que se podían haber hecho para salvarla, enfatizando que más allá del aporte de los profesionales, se debe aprovechar la experiencia de campo de muchas personas.
Intrieri señaló, en declaraciones a Cadena Integración consignadas por APP, que siempre sigue trabajando «en generar conciencia ambiental» y «allanar el camino para entender» esta temática, especialmente sobre el resguardo de la fauna marina, tan central para la región que tiene como recursos turístico el avistaje de delfines, ballenas y orcas.
Recordó que ha hecho charlas a través del Concejo Deliberante de Viedma con alumnos de distintas escuelas, apuntando a no transmitir sólo información, sino que se lleven a la práctica algunas acciones, como la limpieza de las playas.
Reivindicó que si bien no posee una formación académica, tiene una gran experiencia de campo de muchísimos años, y desde allí que hace aportes y que es siempre consultado al momento de hacerse alguna investigación o alguna acción vinculada a la fauna marina o silvestre o a las características medioambientales de la región.
Respecto a la presencia cada vez más en aguas rionegrinas de la ballena franca, que se puso en el tapete con uno de estos mamíferos que quedó encallado en Caleta de los Loros, indicó que «es una especie declarada monumento nacional, y de allí que moviliza mucho por su presencia o cuando pasa esto de un encallamiento».
Recordó que la Caleta de los Loros es una reserva natural de usos múltiples, con uno o dos guarda ambientales que rotan, «donde se pueden hacer actividades eco-turísticas y comerciales», ya que hay embarcaciones que hacen capturas sobre la costa.
Desde su experiencia personal, consideró que se podía haber actuado de otra manera para que la ballena encallada se pudiera salvar y regresarla al mar, ya que con una maquinaria y alguna embarcación se podia haber facilitado, «con poco movimiento», que llegara al canal de la caleta que estaba muy cerca.
Agregó que no se optó por ponerla de costado que eso hubiera ayudado a que respirara mejor, «porque eso fue uno de los factores que le provocó una agonía lenta, eran 12 toneladas presionando sobre los pulmones».
Dijo que «todos los diagnósticos que pueden dar los técnicos, algunos muy valiosos, como el de Raúl González, con quien he trabajado y me he capacitado, se podían haber enriquecido con otros aportes vinculados, no tanto a la biología, sino a las maniobras concretas que se podían haber hecho para ayudar a que la ballena pudiera retornar al mar».
«Yo la hubiera puesto en una posición en que pudiera respirar mejor y luego con equipamiento y recursos se facilitara que reingresara al canal», consignó.
Mencionó que hay experiencias en varamientos, como la de cinco delfines que habían varado en la ría de San Antonio Oeste y se pudieron salvar.
Afirmó que lo clave es ante una ballena varada reingresarla a su medio para darle oportunidades que se pueda salvar, actuar rápidamente más allá de los diagnósticos.
Indicó que las ballenas francas pueden ser muy longevas, ejemplificando que en Groenlandia, con una especie del norte, se encontró un ejemplar que llegó a 200 años de vida, porque tenía todavía un arpón clavado de 190 años atrás.
«Por lo tanto es importante salvarlas porque pueden llegar a ser un eslabón importante en una especie que es muy sensible a la extinción; en Río Negro por suerte ha habido un buen trabajo para darle tranquilidad a la ballena franca que cada vez se ve más en el Golfo San Matías, desde hace 40 años están repoblando esta área», dijo.
Explicitó que «los censos dan un aumento del 7 al 13% por año, por presencia y por registros de nacimiento».
Consideró que se pueden producir nuevos varamientos, sobre todo en la zona de San Antonio, ya que recién arranca la temporada, y hay experiencia, personal y recursos, como para salvarlas.
«No es verdad que no se pueda hacer nada, están los medios, los conocimientos», indicó, al tiempo que criticó que ante un varamiento se genere psicosis diciendo que las ballenas pueden transmitir enfermedades. (APP)