Doscientos cinco años de INDEPENDENCIA cumple nuestra PATRIA en un contexto SOCIAL, ECONÓMICO Y POLÍTICO complejo. Demasiado tiempo para resumir en un formato como éste, aunque poco tiempo en la historia de la humanidad. El 9 de julio de 1816 se cerró un proceso iniciado en mayo de 1810, cuando se comenzó una larga lucha armada contra las fuerzas realistas. Tal vez sea momento de reconocer y homenajear a los hombres y mujeres que, con pocos recursos, pero con gran coraje e hidalguía supieron interpretar esa necesidad independentista. Creo que hoy más que nunca habría que recordar, aunque sean dos frases (de las muchas publicadas) de uno de los hombres más destacados de aquel momento histórico, el General Don José de San Martín, quien expresó: “CUANDO LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO, TODO ESTÁ PERMITIDO, EXCEPTO NO DEFENDERLA”, “MI MEJOR AMIGO ES EL QUE ENMIENDA MIS ERRORES O REPRUEBA MIS DESACIERTOS”.
Un siglo después nuestro país se convertía en una NACIÓN en constante desarrollo. Con flujos migratorios provenientes de países europeos, como España e Italia en un principio, pero con fronteras abiertas para todas las personas que quisieran habitar la Nación Argentina más tarde. De esta manera se conformó lo que alguna vez se dio en llamar “crisol de razas” para referirse a los diferentes mestizajes. Esa frase fue reformulada con el tiempo y hoy hablamos de etnias en lugar de razas y de INTERCULTURALIDAD para referir esos cruces de etnias diferentes.
Luego la HUMANIDAD sufrió las dos GUERRAS MUNDIALES y tanto Europa como Japón mostraron sus ruinas como prueba de ese desastre. El avance de la técnica y de la ciencia no pudo evitar el desquicio de quienes usaron ese conocimiento para sepultar bajo los escombros ciudades enteras. La culminación de la segunda guerra con el uso de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, fue la prueba más cabal de aquel genocidio. “Inteligencia sin corazón es perversión”, leí hace poco.
Dice el maestro ERNESTO SABATO en su obra “Hombres y Engranajes”: “… Es que la muerte a plazo fijo, la muerte sabida y esperada minuto a minuto, plantea perentoriamente los enigmas que la muerte natural deja como olvidados: en la vida de todos los días procedemos como si fuésemos eternos; trabajamos luchamos por el porvenir, sufrimos con nadas, como si hubiéramos de vivir eternamente.” “… La segunda guerra era muy distinta de la primera, que había dado origen al movimiento. Al terminar la primera había que destruir muchos mitos de la sociedad burguesa. Pero ahora esos mitos estaban destruidos. Los hombres de hoy han visto demasiadas catástrofes y ruinas…Ya hay bastante desolación como para poder ver a través de la grieta de una sociedad devastada, cuáles son los deberes del hombre. No nos basta ahora con destruir: tenemos que comprender. Más adelante dice: “Un atardecer de 1947, mientras iba caminando de una aldea de Italia a otra, vi a un hombrecito inclinado sobre su tierra, trabajando todavía afanosamente, casi sin luz. Su tierra labrada renacía a la vida. Al borde del camino se veía todavía un tanque retorcido y arrumbado. Pensé qué admirable es a pesar de todo el hombre, esa cosa tan pequeña y transitoria, tan reiteradamente aplastada por terremotos y guerras, tal cruelmente puesta a prueba por los incendios y naufragios y peste y muertes de hijos y padres.”
Usted se preguntará: ¿Qué tiene que ver esto con nuestra celebración? ¿Por qué citar a Sábato? Muchas veces cierro los ojos para imaginar NUESTRA PATRIA con todo su POTENCIAL puesto al servicio de su desarrollo. Cuántos RECURSOS HUMANOS se forman, ¿cuántos RECURSOS NATURALES nos regaló la madre tierra, ¿cuántos RECURSOS ECONÓMICOS se generan en este PAÍS GENEROSO que podrían hacerla realmente GRANDE Y LIBRE COMO LA SOÑARON NUESTROS PRÓCERES? LA ESPERANZA ESTÁ LATENTE, DEPENDERÁ DE LA VOLUNTAD DE LOS CIUDADANOS QUE ASÍ SEA.
AÍDA IRMA VERBEKE – DNI: 10675920 (LAS GRUTAS)
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