Durante el reciente fin de semana largo de noviembre, Las Grutas experimentó un notable movimiento turístico que llenó de optimismo a los comerciantes locales.
Según Walter Sequeira, titular de la Cámara de Comercio, dijo que la afluencia de visitantes alcanzó el 80% de la capacidad habilitada en el destino, una cifra que considera positiva para la región, especialmente en un contexto económico actual.
«A nivel nacional, el turismo ha mostrado un repunte. Tradicionalmente tomábamos el feriado del 12 de octubre como referencia, pero ahora el termómetro ha pasado a ser este fin de semana de noviembre», comentó Sequeira. El representante explicó que, a pesar de que muchos establecimientos aún no han reabierto completamente, el flujo de turistas fue considerable, lo que generó un efecto positivo en la economía local. «Los restaurantes que están operativos estuvieron desbordados de gente, con largas filas para conseguir mesa. Además, mucha gente optó por alojarse en departamentos para abaratar costos, llevando su propia mercadería», detalló.
Sin embargo, este auge turístico también presentó desafíos. «El comerciante ha estado golpeado por los altos costos durante el invierno y no siempre tiene el capital para abastecerse de mercadería en grandes cantidades», explicó Sequeira. «Hubo negocios que se quedaron sin stock el domingo, lo que muestra que, aunque es una buena noticia la llegada de turistas, también los toma por sorpresa».
En un análisis más amplio, Sequeira destacó en Signos FM que destinos turísticos como Mar del Plata, Bariloche, El Bolsón y Puerto Madryn registraron ocupaciones del 70% al 90%. «El turismo de cercanía es la tendencia que se va a imponer. Ya no veremos vacaciones largas de 15 días, sino escapadas de fin de semana, de dos a cuatro días», predijo Sequeira respecto a la próxima temporada 2024-2025.
En cuanto a los costos, el representante de la Cámara de Comercio aseguróque Las Grutas sigue siendo una opción accesible: «A nivel de alojamiento, tenemos tarifas que van desde 60 a 150 dólares por noche, y comer en un restaurante cuesta entre 15.000 y 30.000 pesos. Comparado con otros destinos, es económico. Sin embargo, la falta de poder adquisitivo se nota», puntualizó.
Para finalizar, Sequeira subrayó la necesidad de mantener una promoción turística activa y coherente para atraer visitantes. «Es esencial tener claridad en los precios y mantenerlos estables. La gente quiere saber cuánto va a gastar y recibir un buen servicio a cambio», concluyó.