


En busca de una definición
La palabra Esquizofrenia fue acuñada por el Dr. Bleuler a inicios del siglo XX, señalando la escisión o disociación psíquica del sujeto. Esto plantea el cómo de la cuestión, o sea, del estado en que se encuentra la persona afectada por ésta enfermedad ya sea internamente o con el exterior. Este flamante psiquiatra, maestro de Freud, utilizó una nemotecnia para caracterizar a los síntomas, ésta se constituía por las cuatro A (Autismo, Abulia, Aplanamiento afectivo y Alteración en la asociación de ideas). Antes de que Bleuler apareciera, el psiquiatra alemán Kraepelin, llamaba a esta enfermedad como Demencia Precoz, dado el devastador deterioro similar a lo que acontece con la Demencia; pero en este caso, de aparición más temprana. Hoy en día, las clasificaciones en salud mental y que definen a estos padecimientos; paradójicamente se hayan escindidos, llevándose a cabo por grupos de trabajo como sucede con el DSM. A mi modo de ver, confunden los conceptos clásicos para compartimentalizarlos. Dividen a los trastornos de personalidad como entes separados (aunque ahora los están revisando), cuando en realidad es justamente la totalidad de la personalidad la que es afectada por este padecimiento mental, más allá que tenga o no síntomas psicóticos. Ahora, ¿ qué son los síntomas psicóticos? Para responder rápidamente; diremos que son: las alucinaciones, o sea, la percepción sin objeto (pudiendo ser éstas visuales, auditivas, táctiles, olfativas, etc.); y el delirio, o sea, el juicio crítico desviado (pudiendo ser paranoide, místico, profético, megalomaníaco, etc.)
En la actualidad es necesario plantear un tiempo de evolución de los síntomas para poder definir a ésta enfermedad. Y este tiempo es de seis meses, y sobre todo que incluyan este periodo los mencionados síntomas psicóticos, así como también alteraciones en el lenguaje y comportamiento desorganizado, aplanamiento afectivo, y afectación de la vida social y laboral. La demarcación temporal se instala como condición ya que permite delimitarla con un episodio psicótico breve, el cual puede ser desencadenado por numerosas causas, siendo una de las más frecuentes la intoxicación por sustancias psicoactivas o alucinógenas. Y también para diferenciarla de síntomas psicóticos transitorios presentes en otros padecimientos.
¿Por qué una dramática genialidad?
Quizá, por intentar responder a esta pregunta caiga en una controversia difícil de salir. Pero, al igual que Don Quijote de la Mancha que veía gigantes en donde en realidad había molinos de viento, la persona con este “problema mental”, vive en su propio mundo. Muchas veces relegado por la familia o sociedad por no cumplir con los cánones impuestos para poder adaptarse a lo que se impone como “norma/l”. La figura del Esquizo, les ha servido al filósofo francés Gilles Deleuze y a su compatriota psicoanalista Felix Guattari para escribir el libro “El anti-Edipo”, el cual plantea una crítica al capitalismo voraz, quien devora al sujeto contemporáneo en un atolladero de producción y consumo, y del cual, solo el paseo del Esquizo puede sortear. Dicho de otra forma, la desintegración psíquica del Esquizo, al que estos autores lo llaman lo “molecular”, se contrapone a lo “molar”, o sea a las organizaciones molares o paranoicas, utilitarias, conspiratorias y tiránicas que se enmarcan en los sistemas actuales. El problema surge cuando los síntomas atrapan al sujeto, ya no en un paseo, si no en un malestar que lo agobia y que, en ocasiones lo lleva al suicidio o el homicidio por las alteraciones cognitivas que distorsionan sus percepciones y sus maneras de pensar. En este punto, el libro “Anti-Edipo” flaquea, tambalea y cae por su propio peso de incomprensión de la subjetividad que acaece en el individuo con este padecimiento.
¿Qué hacer ante esta problemática?
La ley de salud mental N° 26.657, plantea un abordaje comunitario, con la necesidad imperiosa de un abordaje interdisciplinario que pueda comprender y atender ésta patología de una forma adecuada e integrada. Para decirlo de una manera más concreta, una psicoterapia para acompañar y ayudar a corregir las distorsiones cognitivas así como también para lograr una concientización del malestar que los aqueja; un abordaje psiquiátrico para intentar compensar los desequlibrios neuroquímicos que se suceden; un enfoque social para ayudar a solucionar o compensar la desintegración estructural ya sea familiar, como laboral/ económico, o, en el ámbito de las amistades; un acompañamiento organizacional por parte de los operadores de salud que se articula con lo que la ley de salud mental actual propone.
Dr. Pablo Nani, Médico Psiquiatra, Servicio de Salud Mental, Hospital de Las Grutas Violeta Villalobos.
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