Desde el año 2016, se celebra en el ejido sanantoniense la actividad pulpera, una labor de gran importancia para la comunidad. Además, constituye un atractivo turístico y tradicional de nuestro lugar.
Los pulperos deben viajar constantemente más allá de la zona del “Fuerte Argentino”, donde obtienen el producto. Este esfuerzo es de vital importancia y refleja el compromiso de quienes lo realizan.
En un área de enorme riqueza natural, que alberga una biodiversidad destacada, los pulperos, artesanos experimentados en este oficio, continúan desempeñando su trabajo. Esta actividad conserva sus claves y secretos, transmitidos de generación en generación.
Además, esta labor ha trascendido las fronteras locales, llegando a aparecer en medios de comunicación nacionales.
El Concejo Deliberante reconoció la importancia de esta actividad y decidió instituir un día conmemorativo. Mediante la ordenanza 5267/15, refrendada por el ejecutivo comunal, se estableció que cada 10 de febrero se celebre este día.
Los pulperos han estado presentes desde los inicios del balneario Las Grutas. La mayoría vive en un modesto barrio ubicado al sudoeste de la población, sobre un imponente balcón al mar. Allí comercializan directamente su cosecha diaria y las artesanías que elaboran con lo que el mar les provee. Este lugar se ha transformado en un asentamiento cultural con una forma de vida muy particular, íntimamente ligada a la pesca de este marisco.
«Pulpito»
El 11 de febrero de 2015, Las Grutas recibió una triste noticia: partió al cielo uno de los personajes más queridos del golfo, el entrañable “Pulpito”, con toda su bonhomía y su espíritu bohemio.
Siempre lo recordaremos con su balde y la infaltable y gloriosa camiseta de Boca Juniors. Pocos sabían que su verdadero nombre era Domingo Tolosa, pero todos lo conocíamos como Pulpito, un apodo que encajaba perfectamente con su alma grutense.
Sin duda, era uno de los personajes más pintorescos del balneario, y así será siempre recordado. Aunque la vida le quitó muchas cosas, él supo dar alegría a manos llenas.
Pulpito vivió a su manera, y no es común que una persona se identifique tanto con un lugar. Decir Las Grutas era decir Pulpito. Con su partida, se fue toda una época de la villa balnearia. Nadie como él supo arrancar una sonrisa a la gente y alegrar las tardes de playa.
