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Opinión: A una semana del miércoles negro

En lo que va del mes de octubre los medios de comunicación nos cuentan día a día el asesinato de una mujer en Argentina. Ni siquiera la multitud de marchas, las miles de mujeres de todo el país reclamándonos VIVAS pudimos evitar que los hombres siguieran asesinando: el mismo 19 de octubre, en el momento en que muchas de nosotras marchábamos, un hombre asesinaba a su hermana en la provincia de Mendoza, mientras que en Tucumán una joven era prendida fuego por su pareja. En los últimos días hubo dos  femicidios en Córdoba, en Traslasierra y en Las Tapias, en tanto que en Chascomús un hombre asesinó de un tiro a su esposa.

Estos datos son los que se comentan en las redes o la televisión, pero podemos profundizar la información a partir de datos oficiales. Por ejemplo, el Observatorio de Femicidios en Argentina, dirigido por La Asociación Civil Casa del Encuentro, señaló que entre el 1 de junio de 2015 y el 31 de mayo último hubo 275 femicidios en el país. Por otra parte, representantes del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina señalan que dos de cada diez mujeres asesinadas habían presentado denuncias por violencia de género.

También se cuenta con datos de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), que se creó en 2006 dentro de la Corte Suprema de Justicia: allí se reciben unas 900 denuncias por mes. En el 71% de los casos, el agresor es o fue pareja de la víctima. En 2015 hubo 13.520 víctimas de delitos sexuales, sin contarse las violaciones consumadas. La tasa es de 31,3 cada 100.000 habitantes mujeres.

Estos datos, sumados a la represión por parte del Estado a la histórica marcha del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario y el brutal asesinato de Lucía Pérez en Mar del Plata, fueron el detonante para la organización del inédito paro nacional de mujeres del pasado miércoles 19 de octubre.

A partir del conocimiento de la organización del paro nacional, hace poco más de una semana un grupo de compañeras mujeres nos reunimos, nos organizamos. Juntas acordamos convocar al paro y la movilización a nivel local. Así como este 19 de octubre miles de mujeres de todo el país se movilizaron por las calles de sus respectivas ciudades al grito de ¡Ni una menos!, ¡Vivas nos queremos! y ¡Dejen de matarnos!, las mujeres de San Antonio Oeste hicimos lo propio.

Muchos se preguntaron en ese momento qué nos convocó. Lo pensamos y lo seguimos pensando desde entonces: cuál es el análisis que hacemos después de haber pasado dos marchas nacionales el 3 de junio de 2015 y 2016, ahora un paro nacional… ¿Qué significancia tuvo para el país este 19? Nos lo seguimos preguntando. Responderemos qué significó para nosotras.

Intentamos ponerle voz a quienes ya no la tienen. Cansadas, hartas, con dolor leemos a diario noticias que calan profundo, que indignan y nos preguntamos si alguien más cuestiona el derecho de esas mujeres que mueren. Nos preguntamos por sus sueños, por sus luchas. Pensamos en su último grito y lo hacemos propio. Nos duele, se nos hace carne, y por eso le ponemos el cuerpo. Por eso salimos a la calle ese miércoles 19 y lo seguiremos haciendo, porque queremos respuestas, y si no nos las dan las tenemos que buscar, clamar, arrancar, como nos arrancan la vida de una de nosotras cada día.

Creemos que este 19 de octubre no significó solo una postal, una plaza llena, la invasión en los medios de las frases, los slogans “Vivas nos queremos”, “Ni una menos”, “Basta de femicidios”. Tampoco  fue un paro simbólico como dicen por ahí, no creemos que sea así. Desde nuestro lugar lo organizamos, le pusimos cuerpo convencidas de que es una cuestión política. Parar el país significó decir ¡Acá estamos! Con bronca, exigiendo justicia. No nos vamos a cansar de luchar.

¿Qué nos queda? Al inicio señalamos los femicidios cometidos los últimos días; tras tamaña movilización los asesinatos no paran. Marchar no alcanza. Estamos convencidas de que hacen falta políticas concretas: esto cambia en el Senado, en la Legislatura Provincial, en el Consejo Deliberante local. Señoras y señores representantes: las movilizaciones, las marchas, el paro nacional de mujeres, nuestras muertas deberían interpelarlos/as a ustedes. Nuestras muertas no son hechos aislados. Exigimos políticas concretas, porque el Estado tiene que garantizar la vida de las mujeres, tiene la obligación de hacerlo. El reclamo contra la violencia de género debe atravesar a toda la sociedad: es un problema social y no hay respuestas institucionales.

Como Mujeres Autoconvocadas Luchando Contra la Opresión (M.A.L.C.O.) exigimos prevención, protección, ayuda y asistencia médica, económica, jurídica y psicológica para las víctimas, educación sexual orientada a la igualdad de derechos, justicia, juicio y cárcel efectiva para los asesinos y golpeadores.

Nos siguen matando: ¡¡¡Seguimos luchando!!!

Mujeres Autoconvocadas Luchando Contra la Opresión (M.A.L.C.O.)

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