Un histórico lugar, donde a principios del siglo XX, los laneros atracaban en esa zona. Aún mantiene la belleza y la tranquilidad se siempre. Elegida por sanantonieses, descubierta por el turismo, un lugar que a la vista brinda un marco imponente natural.
Pasar los atardeceres allí, son inigualables y cuando llega la noche se transforma en un sitio especial bajo el manto de las estrellas, además los buques pesqueros que ingresan o salen al océano, tanto de día como de noche, ofrecen un toque pintoresco, imposible de no emocionarse.
Cuando sube la marea uno observa como el agua se funde con la arena, las piedritas y las conchillas de la playa.
Principalmente los vecinos se refugian en ellas cuando el calor arrecia porque saben que es el sector más extremo de la ría sanantoniense, donde la marea llega primero y es el último lugar en irse, ofreciendo la posibilidad de disfrutar divertidas zambullidas.
Sitio donde se incorporó el poste kilométrico donde se pueden observar las distancias de diferentes puntos del mundo. A pocos metros se encuentra un refugio, una escuela de deportes náuticos de kitesurf, además se alquilan tablas de stand up y kayaks. Actualmente el parador está a la espera de ser licitado y no hay servicios de gastronomía.
Para llegar, uno debe rodear el lago artificial al final de calle Belgrano para ir hasta un sitio donde se puede apreciar un parador que hace pocos años está y allí ofrecen variados platos y bebidas frescas en estos días de intenso calor.
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