En nuestro idioma, un protocolo es un reglamento o una serie de instrucciones que se fijan por tradición o por convenio. Un protocolo puede ser un documento o una normativa que establece cómo se debe actuar en ciertos procedimientos. De este modo, recopila conductas, acciones y técnicas que se consideran adecuadas ante ciertas situaciones. Partiendo de este significado, es posible emplear la noción en diferentes contextos, como en la medicina.
Si somos deportistas es muy probable que tarde o temprano tengamos que enfrentarnos a una lesión, y es clave que sepamos cómo reaccionar en los primeros momentos. Aplicar un protocolo correcto justo después de sufrir una lesión aguda, como puede ser un esguince de tobillo, muy común entre los deportistas, puede afectar a cómo va a curarse esa lesión con el paso del tiempo.
¿Cuáles son los protocolos actuales?
El protocolo RICE, el más famoso y el que se instauró como el protocolo «oficial» a seguir en lesiones agudas hace años. Las siglas de RICE, en inglés, se refieren a las cuatro cosas que debemos tener en cuenta al producirse una lesión aguda: Rest (reposo), Ice (hielo), Compression (compresión) y Elevation (elevación). Años después, el protocolo RICE se vio desbancado por el nuevo protocolo PRICE, que a las cuatro siglas anteriores añade la P del inicio que alude a Protection (protección). Sin embargo, desde 2012 el protocolo que se recomienda seguir en caso de lesión aguda es el POLICE: Protection (protección), Optimal Load (carga óptima), Ice (hielo), Compression (compresión) y Elevation (elevación). Como se ve, el reposo ha desaparecido para dejar paso a la carga óptima frente a una lesión.
¿Y por qué POLICE?
El método POLICE descarta el reposo e introduce la rehabilitación funcional con una carga óptima. Aquí es donde se encuentra el meollo de la cuestión. La fase de carga óptima del protocolo POLICE hace referencia a que se debe evitar el reposo absoluto, ya que no beneficia a la curación de la lesión en la mayoría de los casos. En lugar de esto, se debe optar por un reposo relativo y por una rehabilitación funcional durante el período de curación de la lesión. Obviamente, esta carga óptima puede variar según la lesión que suframos, será diferente en cada persona y puede ir variando con el paso del tiempo. En ocasiones la carga óptima puede ser «ninguna» durante un período de tiempo, otras veces puede ser nuestro propio peso corporal, etc.
Se insiste en que es importante conocer estos protocolos de actuación en los primeros momentos que siguen a una lesión, pero lo más importante es que inmediatamente después nos dirijamos a un profesional médico que pueda examinarnos, analizar la lesión que hemos sufrido y pautar la recuperación adecuada.
Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra.