El espacio Ruca Nehuén, una asociación civil sin fines de lucro que trabaja con adultos con discapacidad, está logrando avances significativos en la inclusión laboral gracias a un proyecto que combina formación previa y oportunidades reales de empleo.
Actualmente, la institución atiende a 12 concurrentes en turnos mañana y tarde, con transporte proporcionado por la Municipalidad de San Antonio Oeste, que también colabora con los servicios de limpieza y mantenimiento del lugar.
En 2024, Ruca Nehuén inició un entrenamiento laboral para brindar herramientas a personas con discapacidad, enseñándoles tareas como limpieza, orden y atención básica. «Trabajamos en prepararlos para que tuvieran la posibilidad de insertarse laboralmente», explicó Gabriela Di Clérico, una de las referentes del proyecto.
Gracias a la colaboración de empresarios locales, como Paola Sotomayor, dueña de un comercio de la zona, dos jóvenes del centro, Alan y Guille, comenzaron una experiencia laboral dos horas los martes y jueves. Sus tareas incluyen atención al público, limpieza de mesas, riego de plantas y organización de utensilios.
Natalie, acompañante terapéutica con formación en inclusión laboral, destacó el entusiasmo de los jóvenes: «Lo esperan con ganas, les gusta sentirse útiles». Alan y Guille, con distintas condiciones, han demostrado gran compromiso: mientras Guille se enfoca en los detalles, Alan es más dinámico y siempre está pendiente de su compañero.
«Es dejar de ver a las personas con discapacidad como quienes ‘no pueden’», reflexionó Gabriela. «Tienen derecho a ser incluidos en el trabajo, el deporte y la sociedad. San Antonio está dando un paso enorme en esto».
El proyecto no solo beneficia a los concurrentes, sino que también concientiza a la comunidad sobre las capacidades de las personas con discapacidad. Los comerciantes que abren sus puertas a estas experiencias son clave para que la inclusión sea una realidad.
Con más alianzas y apoyo, Ruca Nehuén espera seguir ampliando estas oportunidades, demostrando que la discapacidad no es un límite, sino una condición que, con las herramientas adecuadas, puede convivir con el mundo laboral.