El pasado fin de semana, San Antonio fue escenario de un evento deportivo lleno de pasión y solidaridad: el Festival de Boxeo, organizado por la Escuela Team Cristian Lagos y patrocinado por los reconocidos deportistas Jorge «Puma» Calfín y Gabriel «Chilo» Calfín.
Este encuentro congregó a diversas escuelas de boxeo de la región, como la Escuelita de Boxeo Unidos (patrocinada por Pancho Calvo), la Escuela Viedma Huenchul Box (de Horacio Huenchul), Box Cevalles (dirigida por Jorge Cevalles) y la Escuela Vida Nueva del Barrio San Cayetano.
El festival, que combinó deporte y valores familiares, reunió a decenas de jóvenes y sus familias, generando un ambiente cálido y de camaradería. Gabriel «Chilo» Calfín, en una entrevista, destacó el impacto positivo del boxeo en la comunidad:
«Este evento pequeño, pero hecho con mucho amor, atrajo a muchas familias y chicos. Es un complemento nuevo para nuestro pueblo basado en el deporte. El boxeo enseña valores, disciplina y ayuda a muchas personas a superar problemas físicos y psicológicos. Ver a tantos jóvenes motivados en el gimnasio me llena de esperanza porque ellos son el futuro, no solo del deporte, sino de la sociedad».
Además, Gabriel compartió su orgullo por regresar a su pueblo después de una exitosa carrera internacional, que incluyó peleas en Estados Unidos e Inglaterra y títulos como el de Campeón Latino del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Resaltó su compromiso con San Antonio al trabajar con las nuevas generaciones: «Volví a mi pueblo porque lo amo con locura. Quiero ayudar a los chicos a mantener los pies sobre la tierra, enseñarles que el boxeo no solo forma atletas, sino también personas con valores».
El evento también tuvo un fin solidario, destinando parte de los fondos recaudados al hospital local. «Es nuestro hospital, lo usamos todos, y con este granito de arena podemos ayudar a nuestra comunidad», afirmó Calfín.
Para el próximo año, Gabriel tiene un objetivo claro: alcanzar las 50 peleas profesionales, dos de las cuales espera realizar en San Antonio, dejando así un legado imborrable en su tierra natal.
El festival no solo fue una muestra de futuros pugilistas locales, sino también un recordatorio de cómo el deporte puede unir a una comunidad y sembrar valores para las generaciones futuras.
