Inicio Sociedad Un sanantoniense reconvierte aviones de aeromodelismo en drones para topografía y agrimensura

Un sanantoniense reconvierte aviones de aeromodelismo en drones para topografía y agrimensura

El boom de los drones es imparable. Y sus fines, múltiples. Quien lo tiene claro hace tiempo es el agrimensor Maximiliano Panaino, un emprendedor egresado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata que desarrolla vehículos aéreos no tripulados para trabajos de agrimensura y topografía, y que permiten relevar grandes superficies en poco tiempo y obtener modelos tridimensionales de los terrenos.

Panaino, que arma sus propios dispositivos para trabajos de minería, planificación, relevamiento de campos, obras lineales y canteras, contó que se inició en ese rubro en 2014, después de que una empresa lo convocara para realizar un trabajo exclusivamente con drones.

“No tenía ni idea de qué era, pero advertí que el de los drones era un campo en expansión y empecé a investigar. Por entonces ya se vendían drones comerciales, pero eran inaccesibles: costaban alrededor de 60.000 dólares. Entonces empecé a buscar en Internet y descubrí que había gente en el exterior que adaptaba aviones de aeromodelismo con cámaras y pilotos automáticos para hacer ciertos trabajos de agrimensura”, relató.

Por entonces el profesional se propuso comenzar a desarrollar sus propios dispositivos, para lo cual empezó a estudiar aeromodelismo en un club platense con el doble objetivo de aprender a volar y armar aviones.

“Primero construí un avión de 1,10 metros con un motor básico, un entrenador eléctrico que es para aprender a volar. Estuve varios meses con eso hasta que adquirí confianza y me animé a volarlo yo”, rememoró.

Contó que “más tarde, armé uno más grande al que le puse una cámara, un piloto automático y un GPS” y añadió que “eso convierte al avión en un dron porque hace que vuele de manera automática”.

Panaino graficó que “desde la computadora se programa una misión de vuelo –líneas paralelas que cubren todo un terreno- y se sacan fotos a un intervalo determinado. De esa manera, el avión hace la misión autónoma”.

En simultáneo, y en la búsqueda de ver cuál se adaptaba mejor a lo que necesitaba, el agrimensor creó además un cuadricóptero de 50 centímetros de diámetro.

“El cuadricóptero tiene una autonomía de vuelo de 20 minutos y el avión de 50 o más. Además, el avión vuela más rápido, por lo que se puede cubrir en un solo vuelo una superficie mayor”, afirmó Panaino.

Con el tiempo, desarrolló dos nuevos aviones que vuelan de manera autónoma a partir de misiones programadas de antemano y creó su propia empresa, Terranz, para hacer trabajos de topografía.

En ese sentido, Panaino expresó que el tercer avión que desarrolló “cuenta con un fuselaje más grande, entonces la cámara entra más cómodamente y lleva baterías más grandes; la orientación de la cámara pudo ser horizontal y captar mayor amplitud de espacio y cubrir mayores superficies en menos vuelos”.

El emprendedor subrayó que “esto se usa para la fotogrametría (obtener planos y mapas de grandes superficies a través de fotos) y sacando varias fotografías en un sector se pueden ver las zonas en 3D. Las fotos se superponen y se pueden ver en modelos tridimensionales”.

COMO SON LOS EQUIPOS

Los drones y aviones cuentan con motores eléctricos que vuelan de manera autónoma y sacan fotos con intervalos, ya que para su funcionamiento se programa una misión de vuelo sobre el área de interés y se indican los parámetros de toma de imágenes.

Los aviones poseen un piloto automático -que mantiene el dron estabilizado para cuando se dispara la cámara- y un GPS que permite guiar el recorrido. (Fuente TELAM)

QUÉ TE GENERA ESTA NOTICIA

SIN COMENTARIOS