«No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en hermosas realidades, y que a esa mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita». (Eva Perón).
Hoy recordamos a la Abanderada de los Humildes, a la lideresa que con valentía y convicción se transformó en mito y emblema de su pueblo, ése que con amor y reconocimiento la inmortalizó como Evita.
A 70 años de su desaparición física, no sólo evocamos su figura junto al general Juan Domingo Perón, como baluarte y sostén de sus acciones, sino además, recuperamos sus valores, sus principios y su ejemplo para seguir motorizando nuestra lucha, para hacerlos carne y conducta, para conocer el pasado, entender el presente y pensar nuestro futuro.
Porque Evita marcó el rumbo, identificó a los adversarios y conquistó a sus seguidores.
Unos y otros, a pesar de las décadas transcurridas, son los mismos. Por eso, a 70 años de su paso a la inmortalidad debemos continuar su lucha, que no es más que la pelea permanente contra los poderosos que no escatiman sus esfuerzos mezquinos para preservar sus privilegios, mientras el pueblo, ese pueblo que Evita llamaba sus “descamisados” procura paliar el hambre y las carencias.
Disminuir las desigualdades e injusticias sociales es el objeto de nuestra acción cotidiana. Es la enseñanza que nos legó Evita con su trabajo y su esfuerzo. Por eso, hemos visto sobre ella depositado claramente el odio de los sectores dominantes que inescrupulosamente no cejaron en hacerle daño, a su nombre en vida y a su memoria desde aquel 26 de julio de 1952.
Son los mismos sectores que hoy pretenden seguir sacando provecho de las necesidades del pueblo.
Hombres y mujeres, niños y ancianos, trabajadores y trabajadoras de nuestro pueblo: el ejemplo de Evita, que tanto hizo por cada uno de esas franjas populares, nos obliga a defender los derechos adquiridos, a organizarnos para preservar las conquistas sociales, a salir a la calle a enarbolar nuestras banderas de Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica, porque así nos enseñaron Evita y Perón, y así debemos hacerlo, con convicción y firmeza.
Esta tarde, cuando el reloj marque las 20.25, hora en la que hace 70 años nuestra lideresa pasó a la inmortalidad, la conducción de la Unidad Básica Benito Martino de San Antonio Oeste encabezada por su secretario general, Mario Schachtel, los dirigentes, afiliados y militantes, evocaremos su figura y sus valores, su lucha y su ejemplo, depositando una ofrenda floral en el busto que se erige en la plaza Centenario.
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