Se cumplen 95 años del arribo de Antoine de Saint-Exupéry a San Antonio Oeste

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HISTORIAS SANANTONIENSES. Unos campesinos, cuyo rancho se alzaba en lo alto de la meseta patagónica, vieron azorados como un pájaro de acero y madera se acercaba, tocaba tierra y de él descendía un gigante, enteramente vestido de negro, que se acercaba a ellos y les decía palabras extrañas: aviateur, un ami… El malentendido tardó en disiparse.


El pájaro era un avión correo de la compañía Aeroposta Argentina. «El gigante» era el piloto. Un europeo llamado Antoine de Saint-Exupéry, vestido con un largo sobretodo de cuero y en la cabeza, bajo un gorro de cuero, la cara ennegrecida por el aceite que le lanzaba el motor.
Era un Laté 24, sin cabina, en el cual el piloto volaba con la cabeza al aire: casi una motocicleta con alas.
El recelo primero, el estupor después se convirtió en alegría. Esos aviones recorrían el país llevando correspondencia. Y entonces lo recibieron como a un amigo.
Antoine de Saint-Exupéry llegó a la Argentina el 12 de octubre de 1929 con 29 años de edad, francés de nacimiento, apasionado por la aviación, entusiasta periodista y escritor.
“Era hombre alto, grueso, casi calvo, de andar bamboleante que algunos definían como parecido al de un oso, quería volar. Y también escribir. Volar era su vida. En lo alto, mientras el mundo quedaba a sus pies y él se hundía en el universo azul, sobre todo en la alta noche, su espíritu se apropiaba de la paz” mencionó el escritor Alvaro Abós en un ensayo sobre el autor de El Principito.
Había volado ya para la compañía de correo aéreo Latécoère, en Francia y Africa. Aeroposta Argentina, de capitales franceses, se había instalado en Buenos Aires, y por cuenta del Estado y con pilotos galos y argentinos, distribuía cartas y paquetes a través de una red aérea. Saint-Exupéry fue nombrado director técnico y encargado de organizar una nueva ruta al sur que ligara Buenos Aires con Río Gallegos, con escalas en Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Comodoro Rivadavia y Puerto Santa Cruz.

En San Antonio

Llegó esa tarde en su avión al campo “Las Máquinas” de Bruno Peirano, uno que lo recibió. Otro fue Miguel Neman, quien era un pequeño en esa época y relató “En los dormitorios de arriba de ese hotel El Americano había una semiterraza. Por las noches tomaban whisky y comían ostras y el francés (por Saint Exúpery) salía a mirar el cielo. Decía que nunca había visto un cielo tan puro y estrellado como acá”. El Americano siempre fue un lugar de encuentro de esa época.
El autor de “Vuelo Nocturno” estuvo al menos dos días, casi tres, en San Antonio Oeste, forma parte hoy de la historia de esta localidad, su aeródromo lleva el nombre del aventurero que murió un 31 de julio de 1944 en plena segunda guerra mundial, volando.
Precisamente en el libro ‘Vuelo nocturno’, quedarían plasmadas las sensaciones de sus incursiones por la Patagonia “A veces, después de 100 kilómetros de estepas más deshabitadas que el mar, cruzaba por encima de una granja perdida, que parecía arrastrar, hacia atrás, en una marejada de praderas, su cargamento de vidas humanas: con las alas, saludaba entonces aquel navío.”
Fue hace 9 decenios, nada menos, arrancaba noviembre de 1929 Saint Exupery, el hombre que amaba volar, llegó piloteando su avión a San Antonio Oeste, en aquellos años un pueblo perdido de la Patagonia, hoy un polo en crecimiento.(Marcelo Pesaresi)

Hotel El Americano, el que está apoyado al lado de la puerta es Antoine de Saint Exupery con su típica postura, fue el 3 de noviembre de 1929 un día después de haber aterrizado en San Antonio Oeste.

VIDEO: REGALO AL CIELO de Salvador Cambabrieri. Una pequeña historia de una Gran Aventura y su protagonista: Antoine de Saint Exupery .

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