El paisaje turístico de Las Grutas, el balneario más famoso de la costa rionegrina, está experimentando cambios notables en el perfil del turista y sus formas de disfrutar las vacaciones. Según Walter «Palito» Sequeira, presidente de la Cámara de Comercio de Las Grutas y de la Federación de Entidades Empresarias Rionegrinas, el factor determinante es el cambio en el bolsillo de la gente.
El tradicional «turismo gasolero» ha evolucionado, ahora con parámetros más distintos y extendidos. Aunque la imagen de plena temporada aún se mantiene los fines de semana, los lunes el balneario queda prácticamente «desierto». Sequeira destaca la presencia de un turismo de cercanía, limitado a 400 o 500 kilómetros, influido principalmente por los precios de los combustibles que dificultan la llegada de visitantes de lugares más alejados.
Lo que ha cambiado es que los turistas llegan sin reservas, y aquellos que planificaron lo hicieron solo por 3 a 4 días. Se observa un fenómeno de «picoteo», donde los visitantes recorren casas y departamentos en alquiler negociando precios por periodos cortos, incluso por una sola noche. Ante la competencia, algunos alojamientos han reducido drásticamente sus tarifas, cerrando acuerdos entre 20 a 25 mil pesos la noche, en comparación con los 40 a 50 mil pesos habituales.
La hotelería sigue apostando al turismo de la tercera edad hasta Semana Santa. Durante los fines de semana, la imagen típica de las playas en pleno verano se mantiene, pero durante la semana, la afluencia de turistas disminuye notablemente.
Sin embargo, Las Grutas enfrenta desafíos en cuanto a servicios. Recientes cortes de luz y agua corriente sin explicación meteorológica han afectado la experiencia turística. La situación se agrava con los precios elevados que se cobran a los visitantes, generando críticas. Sequeira destaca la importancia de no cobrar caro ya que, según él, «la gente no tiene plata».
Las expectativas de ocupación del 60% son consideradas optimistas. Alojamientos que solían contar con clientes fijos de distintas provincias experimentan una baja significativa, afectando a negocios, restaurantes y espectáculos que dependen de un flujo constante de consumidores. Comparado con las expectativas del año pasado, los precios de alquiler han bajado en aproximadamente un 20%, reflejando la disminución del turismo semanal y quincenal.
Aunque las reservas para febrero aún están pendientes, las pocas tomadas son por más días, generando una mayor expectativa para los tradicionales carnavales. La incertidumbre persiste, pero Las Grutas busca adaptarse a esta nueva realidad turística.
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