Nosotras paramos, hacemos huelga, nos encontramos y nos organizamos entre nosotras, porque ponemos en práctica el mundo en el que queremos vivir.
Nosotras paramos para denunciar que el capital explota nuestras economías informales, precarias e intermitentes.
Paramos para denunciar que los Estados nacionales y el mercado nos explotan cuando nos endeudan.
Para denunciar que cobramos menos que los varones, que no se reconoce que las tareas domésticas y de cuidado son trabajo que no se remunera.
Paramos contra la violencia que persigue a las que ejercen la prostitución y a las trabajadoras sexuales.
Paramos para hacer visible que las tareas de cuidado son responsabilidad de toda la sociedad.
Paramos para valorizar el trabajo individualizado.
Paramos porque no estamos todas, porque nos están matando.
Nos faltan las víctimas de femicidio.
Nos faltan las lesbianas y las travestis asesinadas.
Nos faltan las presas políticas, las perseguidas y asesinadas en nuestro territorio latinoamericano por defender la tierra y sus recursos.
Nos faltan las mujeres encarceladas por delitos menores, que criminalizan formas de supervivencia, mientras los crímenes de las corporaciones y el narcotráfico quedan impunes porque benefician al capital.
Nos faltan las desaparecidas por las redes de trata; nos faltan las víctimas de la explotación sexual.
Nos organizamos para defendernos y cuidarnos entre nosotras, frente a los hogares que se convierten en infiernos.
Nos organizamos contra el confinamiento doméstico, contra la maternidad obligatoria, contra la competencia entre mujeres, todas formas impulsadas por el mercado y el modelo de familia patriarcal.
Nos organizamos en las casas, en las calles, en los trabajos, en las escuelas, en las ferias, en los barrios. Nos organizamos en todas partes.
La fuerza de nuestro movimiento está en los lazos que creamos entre nosotras.
Para para decir basta a toda forma de violencia.
Por esto y mucho más… paramos.
Ana Soledad Schiavone